Y HAY DOMINGOS EN QUE

Una se divide entre el mitote de los manhattenses, el tío de Alberto Fuguet, los poemas de Maggie Nelson, la homemade crema de tomate, las llamadas de la hermana y de las sobrinas, La tarea del traductor por Walter Benjamin, el té negro helado, el helado, la tarde texana ciertamente otoñal y el hijo que hoy se ha portado como un verdadero aliado ante la noble causa de tener la casa limpia.

Hay domingos que deberían durar muchas más horas.

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