Hoy fui a Wiggs, la futura escuela de mi hijo para hablar con la encargada del registro y conocerla por dentro (a la escuela, no a la señora) y bueno salí fa-sci-na-da.
Yo sé que la transición será retedifícil para el pequeño por sus amigos, por sus abuelos, su papá, su otra mamá, sus hermanas, por la ciudad toda… pero hoy al recorrer esos pasillos me volvió un optimismo, me entusiasmé, vi un futuro dulce.
Me lo imaginé con su uniforme, metiendo libros a su casillero, caminando con otros chicos, me lo imaginé como en un programa de tv gringa. Sé que estoy siendo muy ingenua pero me vale.
Estoy contenta. Lo mejor es que mi hijo llega este fin de semana y nada, nada, nada se le parece a lo que siento. Acaricio la alegría con la mano derecha.