Soy tu memoria, le dije. Y cuando lo dije me cayeron un montón de veintes. Cuando pensé la frase, cuando escribí la frase, cuando leí la frase pude ver al mismo tiempo un cuento que no he escrito y que anda por ahí pululando en mi cabeza.
Soy tu memoria, le dije y me dije y les diré cuando después de mucho teclear tenga un buen borrador listo.