LA MEDIDA PERFECTA

Mi madre y mi hermana hablan más de lo que escuchan. Yo, con ellas y con la gente en general, escucho más de lo que hablo. La cosa con los extremos es que el uno compensa el otro, o algo así.

Hoy tenía muchas muchas ganas de hablar, hablar por horas, como lo hago con Natalia. Es en esas raras ocasiones nos topamos libres y sin pendientes a la misma hora, que le abrimos el ojo a la cámara y tomamos turnos para platicarnos sobre nuestros días, intercambiar ideas de tejido, consejos, bromas, miradas furtivas. Creo que si a distancia alguien ha estado pendiente de mí es ella. No habla más de lo que escucha ni escucha más de lo que habla. Mi Natalia es la medida perfecta.

No importa si hoy tenía ganas de hablar y no hubo con quién, ayer sí estuvo ella y hablamos tanto como pudimos. La medida perfecta.

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