Siempre he confundido la izquierda con la derecha. También al revés. Tengo que fingir que escribo en el aire para recordar cuál es cuál. A muchos les parece gracioso, a mí no. Son segundos preciosos los que pierdo al tratar de definir uno y otro lado. Yo soy diestra (y me refiero al lado que uso no a mis habilidades) pero siempre siempre he admirado a los zurdos. Creo fielmente que los zurdos tienen un sistema de pensamiento distinto, se toman decisiones y movimientos bajo otro patrón. El caso es que esta mañana comencé a leer una novela de amadísimo Juan José Millás y un personaje (que busca dedicarse a la escritura) se pone un parche e invalida todo su lado derecho para experimentar la vida con el izquierdo. No podría explicarles lo mucho que me entusiasma una idea así y una novela así.
Espacio de Ocio y Escritura de Sylvia Aguilar Zéleny
Y yo como zurdo me encantaria leer esa novela. Y si, nosotros los zurdos vemos todo como si fuera un espejo – es gracioso.
eéeit! una idea maravillosa simplemente para recuperar el mundo neuronal que hemos perdido en las rutinas de las veredas diarias y mecánicas… Ahora, el parche le quita la visión del ojo derecho, pero¿escribe con la mano izquierda? eso es muy difícil, simplemente si intentamos lavarnos los dientes, tomar la cuchara, etc…
Bueno, no sigo con elucubraciones, te abrazo
Si alguna vez vamos en el mismo carro y te digo, da vuelta a la izquierda, espera un segundo antes de hacerlo. Seguramente yo estaré tratando de constatar que la izquierda que dije, es LA izquierda y no alrevés.
Recuerdo que hace años un amigo me hizo un regalo que me convirtió en un ser especial. Era una taza para zurdos. Si alguien intentaba tomar de mi taza sujetándola con la mano derecha, recibía un chorrito caliente sobre los pantalones, pues la taza tenía un hoyo. Después, mientras el otro intentaba secarse, la plática versaba sobre las dificultades de los zurdos para vivir en el mundo de los diestros.