MUY EN ELLO

El de diez en lugar de ponerse el uniforme de deportes como todos los jueves, se vio obligado a ponerse el otro, el que odia, el “formalito”. Pantalón gris, camisa, etc. Hubiera visto usted su cara de enojo y todo porque, y cito: “hoy nos van a poner el examen de la SEC y la maestra quiere que nos vean bien arreglados, como así para impresionarlos”. Mientras lo decía amarraba su zapato con un humor de los mil demonios. A veces, como la madre cool que trato de ser, busco argumentos para reducir la emoción de la ocasión… ¿pero qué le decía?, ¿qué palabras hubieran podido reducir la espuma de su rabia?

Opté por el camino menos transitado: “O sea, muy en ello les piden que vayan de uniforme, ¿qué se creen?, mejor que les arreglen ya el aire, ¿no? o que les pongan a otra maestra” (aquí hago pausa para decir que la maestra de mi hijo tiene cien años la pobre, a veces cabecea en clase, los pone a hacer planas de los números del 1 al 4 mil y, como ya dije hace poco, a leer un siglo de historia y el de 10 acostumbrado a otro ritmo de trabajo, no espera la hora de pasar a quinto grado).

Dicho mi comentario, el susodicho extendió su catarsis un poco más, exhaló y luego puso su canción favorita que cantó a los cuatro puntos cardinales, muy, muy en ello.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *