SE ME

No sé su nombre, pero desde que comencé a trabajar aquí me adoptó. Es un señor que trabaja en intendencia, tendrá unos 60 años. Me habla de usted. Me habla y me siento suya; me dice cosas como “maestra, ¿qué hace caminando a esta hora? se me va a acalorar”, o “no se me preocupe, cuando llegue Doña Lupita yo le digo que estuvo usted aquí”, o “se me va a lastimar cargando tanta cosa, déjeme le ayudo”, o “mire, está muy fácil llegar ahí, se me va por el bulevar kino y luego me da vuelta en…” Yo sonrío. Sonrío siempre. (Me acuerdo de un cuento de Francisco Hinojosa, luego les digo cuál). Este es el “se me” más dulce que me ha tocado oír. Es genuino.

No tengo las grandes amistades en este trabajo, no siento ningún tipo de attachment con nadie, pero el “se me” de este señor, me hace el día. De veras, si un día él se me va, la jornada laboral no será igual.

Se los juro.

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