Hace unos días una amable lectora de este sitio me dijo que quería saber sobre el patio y los libros. Es decir, mi nuevo y flamante patio y los libros que revisaremos Donovan y yo. Aquí va.
EL PATIO:
Después del lamentable incidente del hombre que se metió a mi patio y se sentó en mi silla y que asumo que tenía intención de robar, hice cambios. Se subió más la barda, se enjarraron las bardas, se puso una gravilla, se sacaron las sillas de patio que se guardaban pudorosas, se compró una sombrilla, se sacaron unos bancos de plástico y voilá, convertimos ese lugar en el espacio perfecto para pasar una mañana asoleándose, una tarde leyendo y refrescándose o una noche tomando cervecitas heladas, té helado o vodkas con jugo de uva a la luz de la luna. El juanan dice que va a ahorrar para comprar una alberca inflable. Ya lleva doscientos pesos.
LOS LIBROS:
El verano pasado Donovan y yo vivimos juntas y asistimos juntas al laboratorio fronterizo de escritores para trabajar en nuestros proyectos escriturales que desde entonces para acá han crecido y tomado formas curiosas. El de Donovan es un libro maravilloso que toma la idea de los pop-up books infantiles (esos libros que uno abre y le brincan las imágenes o mueve palanquitas para que salgan o se muevan cosas), pero el suyo es un poemario divino donde las letras y las palabras enteras llueven, se mueven, aparecen, se deslizan. El de Sylvíssima es un libro (que cualquiera llamaría novela pero que ella llama libro) que narra a una mujer partiendo de su familia, sus fotos, sus tesis, sus postales, su ropa. Es un libro baúl. Es un libro objeto. No narra sobre un personaje, narra a un personaje.
Los libros, se discutirán en el patio. Y el patio, seguramente, aparecerá algún día en algún libro.