LOSING MY RELIGION

Nunca he sido realmente religiosa, excepto el año en que pensé que me vería divina con un vestido de primera comunión y decidí entrar al catecismo. Voy a la iglesia cuando hay bodas o bautizos. Es una convención social, me he dicho. Como tal, a últimas había pensado en qué demonios haría con mi hijo al respecto.

Va pues ayer le pregunté que si él quería hacer la primera comunión, que si quería ser católico e ir a la iglesia. Me dijo: “Católico sí soy pero no quiero hacer la primera comunión. ¿A ver cuál es la primera comunión, en la que te vistes acá o la del discursito?” Es mucha información para procesar, le pregunto sólo: “¿La del discursito?”. Me hace un gesto que me dice ay-no-mentiendes y agrega: “sí, la del discursito, ya sabes cuando el padre ta ta ta y dice que Dios es lo que ya sabemos y ta ta ta”. La misa digo para mis adentros y para mis afueras. “Sí, eso, la misa, es lo mismo siempre, ¿no?”.

Sin mucho más que discutir le digo, “bueno y entonces ¿quieres hacer la primera comunión y todo eso?”. No sé, creo que con rezar en la noche es suficiente, a lo mejor luego podemos ir a la iglesia, pero lueeeeego”.

Manejo a casa medio sonriendo, me gusta cuando él es así. Me gusta preguntar y que él a fin de cuentas decida su vida. ¿Hago bien, hago mal? No sé, hago lo que creo y si funciona o no ya veremos dentro de unos años.

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