Ayer tuvimos oportunidad de convivir con algunos de los escritores que ya han llegado a TJ para participar en el Lab. Nos fuimos al Café Latitud en Playas de Tijuana.
Quien haya visto ese mar, con esa brisa, con esa noche y esa música, entenderá de lo que hablo. Frente al mar siempre pasa eso, te ruge y te dan ganas de rugirle como dice la Bjork. No, no rugí, tan sólo le di unos sorbitos a mi capuccino y pensé que esa era la mejor manera de cerrar un fin de semana.
P.S. Extraño al de siete.