Bruno, nuestro Bruno, está enfermito. Tiene más de cuatro días en un hospital donde no permiten los juguetes, los biberones y poco falta para que tampoco los colores. Su mamá la linda de cabello morado está con él, sin dormir, acariciando los pies del pequeño y la posibilidad de que pronto pronto sus pulmoncitos se alivien.
Ayer estuve con ellos.
Su mamá bajó a descansar y me quedé sola con él. No sabía qué decirle, lo único que se me ocurrió fue mecerlo y cantarle (o algo así como cantarle) la misma canción que tranquilizaba al de siete. Bruno se dejó, se dejó querer, cuidar y mecer. Cómo quisiera uno que una canción aliviara a un pequeño y a la preocupación de su mamá.