IT’S A HEARTACHE

El dolorcillo comenzó ayer por la tarde. Traté de ignorarlo. Jugamos el reconocimiento a vencidas. Esta mañana, amaneció y ya estaba ahí, instaladísimo. Pasé el día tratando de ignorarlo y de ignorar el deber: ir al médico. Finalmente, dadas las cuatro me dirigí al hospital (soy como todo ese montón de personas que tiene fobia a los hospitales, los médicos, las enfermeras, las camillas, las jeringas…).

Frente al médico, admito: “me duele el corazón”, el médico me mira y pregunta: “¿algo más?”. “Sí, también me duele respirar…”. El médico hace unas anotaciones, le pide a la enfermera que me tome la presión. “Usted tiene la presión baja, pero no tanto, no tendría por qué sentirse así”. Se dedicó a preguntarme si me sentía bien, si estaba bajo presión, si había experimentado recientemente alguna emoción fuerte. “No, siempre, no…” esas fueron mis respuestas. “Necesita al menos tres días de reposo y checarse la presión durante esos tres días.”

Camino a casa sólo podía pensar en que me siento un poco mal, mareada pero que mi enfermedad o lo que sea que tengo suena bello: me duele el corazón y me duele respirar, lo mejor es poder decirlo y que realmente sea algo físico, algo que existe.

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