EL TEMBLOR

Yo sentí algo leve pero como un ratito antes cayó el de casi siete a mi cuarto con el argumento de “tuve pesadillas” pensé que había sido él mismo el autor de la temblorinera en mi cama ( si les platicara lo mucho que se mueve al dormir el ingrato). Pero entonces escuché que las rejas sonaban. Me senté ya en la cama y me di cuenta de que estaba temblando. Primero pensé que eran mis nervios (después de dos vasos de coca cola a las 6 de la tarde no respondo) pero no, en efecto, estaba temblando. Me levanté de la cama, fui a la sala-comedor-biblioteca-tv room pues por alguna razón que desconozco asumí que si estaba temblando el ventilador de la sála-comedor-biblioteca-tv room también estaría moviéndose. Nada. Pensé en llamar a alguien pero creo que cualquiera de las posibilidades me hubiera dicho de muy cerati modo: “despiértame cuando pase el temblor”. Me convencí a mi misma de que habían sido mis nervios y me había inventado el temblor (igual, ustedes ya saben que eso era muy posible).

Por la mañana mientras le decía al de casi siete que ya necesita otro corte de cabello el señor del periódico me dio la razón: Temblor en Sonora. Bestias. Qué manera de comenzar el año. Hay modos, ¿qué no?

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