MIEDO AL DENTISTA

Esta semana tengo que ir al dentista y como ustedes recordarán mis experiencias dentísticas generalmente no terminan bien. Pero bueno, a quién le gusta ir al dentista (mejor no hablo, quizá uno de ustedes es un extraño masoquista que disfruta el sonido y la sensación del aparatillo ese que todos los demás, personas normales, odiamos).

Hace uno días R me platicó algo interesante en torno a las citas dentísticas: su hermano (quien además está muy guapo) también tiene pavor al dentista, un pavor de medidas épicas al parecer pero encontró dos formas de solucionar el problema.

1)Se lleva su Ipod, se pone sus audífonos y se olvida del terrible sonido ese que no hace sino machacar su noble sensibilidad.
2)Encontró a un maravilloso dentista que le pone antes que nada, antes siquiera de ponerle el mantelito, un sedante que unido a la música (me pregunto quescuchará este tipo) convierte a la experiencia dental en algo menos insufrible.

Yo no tengo ipod pero sí un aparatejo que puede hacerme escuchar a Belle y Sebastián tran-qui-la-men-te mientras mi dentista maniobra con mis dientitos, tengo pasiflorina en casa un remedio natural y sencillo que podría hacer mi experiencia también menos insufrible.

¿Será este el fin de peores días?
No lo sé.
Ya les diré si mi miedo al dentista queda como parte del pasado.

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