Todo mundo me dijo que pasaría, que no duraría mucho. Perdí la cuenta de los meses en realidad pero sé que ya llevaba bastante tiempo. Si acaso un sorbito acá y otro por allá cada caída de luna. Pero lo inevitable llegó. Y la culpa la tiene el chiapaneco orgánico ese que con dos de azúcar sabe bien rico.
Es un hecho: sylvíssima ha vuelto al café. Dios guarde a la humanidad de mis impulsos cafeínicos.
Be afraid, be very afraid!