Me siento como la Goldie Hawn en aquella película donde invade la casa de Steve Martin y vive cómodamente en ella con una larga hilera de mentiras que le permiten sobrevivir. Sólo que ni soy la Goldie Hawn (hamalaya la cinturita), ni estoy precisamente invadiendo, ni el dueño es Steve Martin (aunque se le parece) ni estoy diciendo mentiras. Pero sí estoy viviendo cómodamente en una bella casa donde soy la housekeeper.
Me han dejado con buenas películas, buenos discos, aire acondicionado, cama tendida y el refri lleno, ¿qué más puedo pedir? Así que los próximos siete días NI me busquen NI me llamen a mi casa que no estaré ahí.