Comienza la cuenta regresiva. Faltan oficialmente quince días para el cumpleaños del de casiseis, sí, el oncedemarzo ya no será el de casiseis será: el de seis. Mi casiseis marca un día menos en su calendario desde enero (prácticamente un día después del día de reyes, ansiando una nueva fecha para recibir regalos).
¿Qué le voy a hacer? se preguntarán. Los entiendo, yo me pregunto lo mismo.
¿Qué quiere él? El de casiseis que de humilde no tiene nada (nada nada) quiere una fiesta grande con brinca brinca, castillo inflable, ponys, una piñata (pero bien grande), pastel, pizzas, muchas muchas papitas y montones de dulces. Quiere que vayan toooodos sus compañeros, vecinos, su primo, tíos, tías… “y si quieres a tus alumnos”.
Hagamos un trato. Vale: entiendo el pastel, la piñata, las papitas y los dulces (aunque en cantidades más moderadas) pero brinca brinca, castillo y ponys: imposible. No se puede todo, no puedo con todo. “Reconsidera, niño”. La boca chueca, la cara de puchero (y eso que todavía no le digo que le voy a festejar el 18 que es quincena y fin de semana y no el 11) “Nel, no llores, a ver… pensemos juntos…”
¿Qué te parece si…? Le di al hijo como varias opciones (lo siento entre ellas figura un viaje “al otro lado” a comprarle ropa, unos cuantos juguetes y un disco pa su game cube), el hijo tuerce y retuerce la boca, frunce y desfrunce el ceño.
Lo va a pensar. Eso me dijo… y ande usté que ya pasaron cuatro días y aún no me ha dicho nada. ¿Qué se estará maquinando en su cabecita de casiseis?
Amable lector, si usted tiene ideas para una fiesta infantil linda y barata, no dude en comentarlas conmigo.