Ayer fue un día de esos.
Otra vez me desvelé pensando en todo y en nada. Otra vez sonó el despertador y yo con ganas de no levantarme NUNCA MÁS de mi cama. Otra vez hacía un frío del demonio. Otra vez falló mi carro. Otra vez se descompuso. Otra vez me dejó tirada. Otra vez lo llevé al mecánico. Otra vez no tengo ni un quinto para el mecánico. Otra vez sentí que el peso del mundo caía en mis hombros. Otra vez voltee pacá y pallá y no había ni en quién recargarse. Otra vez lloré como mensa. Otra vez me desahogué con un buen té y un buen amigo.
Y luego.
Otra vez encontré, en ese rincón que siempre olvido, la fuerza y el humor necesarios para decirme no pasa nada boba, esto fue sólo uno de esos días…