(El de cinco me va a matar dentro de unos años si esto sigue existiendo y tiene la posibilidad de leerlo, así que mejor comienzo diciéndote hijito lindo: i love you and i am sorry).
Lo mejor de los viajes es el regreso a casa. Que te reciban los brazos que más te gustan. Que escuchen tu odisea tijuanesca con atención. Que sonrían ante tu presencia recién llegada. Lo mejor es el regreso en día de quincena. Así, como pretexto de la bienvenida (y la quincena) el de cinco y yo decidimos irnos de compras. Un juguete y un disco respectivamente. Ese era el plan. Sanborn’s, la meta.
Dividimos las búsquedas, uno se va al departamento de juguetes y la otra se va al de discos (aunque no ve discos, porque está con el pendiente que el otro miembro de la familia está solo viendo juguetes). Pasan unos minutos y alguien ya encontró lo que quería. Pagamos. Bien, no hay disco para mamá, veamos los libros. Rumbo a los libros el de cinco (casi seis) encuentra esto, aquello y esto otro y repite incansable:
– ¿Me lo compras? ¿Me lo compras? ¿Me lo compras? ¿Me lo compras?
– No, no, no. No.
– Ándale
– No
– Este nomás
– No
– Por favorcito (cara de hush puppy)
– No (cara de decisión materna)
– Áaaandale
– No, ya te compré algo.
– ¡Qué mala!
– ¿Por qué mala?
– Por mala
– Ya te compré algo y punto.
De pronto un estruendoso sonido y un leve olor rodea los pasillos de los libros. Ahí justo entre Coetzee y Cioran.
– ¿Ya ves? Por tu culpa me eché un pedo (cara de enojo, de muuuucho enojo)
– ¿Por MI culpa??! (cara de sorpresa, de muuuucha sorpresa) (¿ya dije mucha sorpresa?)
– Sí, por TU culpa porque cuando me enojo, me echo pedos.
– … (silencio de más sorpresa)
– … (más silencio)
y luego
¡Risas!
Muchas, muchas risas… doblados de la risa, muy doblados.
El mundo se detuvo, el Sanborn’s se borró, ahí en ese pasillo todo se resumía a mi hijo y a mí. Y aunque a veces apestosa, me encanta mi vida. Y en el viaje, se me había olvidado eso.
Unos segundos después del pedo, cuando me di cuenta de que eso era material de post, volvieron a salirme ganas de escribir en este lugar, volví a darme cuenta de que me gusta platicar lo que me pasa y como no siempre hay alguien enfrente, lo escribo y no importa si nadie lo lee. Yo lo escribo y así también existe y existo. No pinto, no bailo, no tomo fotos, no actúo (aunque hago unos dramitas), no esculpo (ni escupo). Yo, escribo. Ya lo dije una vez, mal que bien, pero escribo. Mea culpa.