LA DE LA COSA EN EL CUELLO (esa soy yo)

Bueno pues el percance de la ventana pasó a mayores, bueno a medianas: tengo un esguince en el cuello, por lo tanto viviré los próximos diez días con un collarín. Un collarín que me quita todo el glamour de mi ropa de marca (marca walmart, a decir verdad). Por eso, recorté un poco mi fleco, me pinté un poco más mis ojos, enchiné un pocomás mis pestañas y utilicé ese lipstick color raisin que guardo para las ocasiones especiales. Me hice un recogido tipo Grace Kelly, elegí mi mejor pantalón y mi blusa favorita y me dirigí (con todo el dolor posible) al kinder Yoko Ono, porque hoy desfilaba el de cinco.

En honor de las Naciones Unidas todos los niños del kinder desfilaron con las banderas de algunos de los países (lo bueno que “algunos” porque a todas las pinchis naciones yo no las hubiera aguantado parada y con este dolor) (¿por qué no me dieron morfina en vez de diclofenaco?). Al final, aplausos, aplausos, recojan a sus niños, puede comprar barbacoa y tamales, recojan a sus niños… recojan a sus niños.

Obediente, recojo a mi niño y en su salón escucho decir: “Esa la de la cosa en el cuello, esa es mi mamá”. Esa soy yo, la de la cosa en el cuello. “No le puedo dar abrazos apretados porque le duele, le doy sólo besos ahora… pobrecita, ¿verdad?” El cuello duele, el orgullo también, la gana de demandar al edificio II, salón 201 aumenta pero él está conmigo.

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