Sí, existe.
En forma de llantera (al ladito de la carretera).
En forma de dinero (proveniente de un asistente de mi taller de verano).
En forma de llantas (proveniente del dinero proveniente del tallerista).
En forma de lector (que permite que la piratería se reivindique conmigo a través de Bowie y Amos).
En forma de mamá (cuya tarjeta de crédito me permitió adquirir un colchón nuevo).
Oh, Dios, la divina providencia es di-vi-na.