Cómo no íbamos a ir si es uno de nuestros personajes favoritos. Cómo no íbamos a comprar soda, dulces y palomitas si estábamos decididos a disfrutar COMPLETAMENTE la película? Esta era una sesión IMPORTANTE de cine.
Sí.
Veríamos Harry Potter y el prisionero de Azkabán.
Lo juro, estaba nerviosa, emocionada, encantada (la lista puede seguir). El hijo, igual, o peor.
No, no les voy a platicar nada, ni el final (a pesar de que me encanta hacerlo). Sólo puedo decirles que los Dementores son lo más parecido a los Freaky One Kenobis de los que una vez les hablé. Ya lo comprobarán. Estos desgraciadísimos se roban la felicidad así como si nada. Un jaloncito y ahí van los ratos lindos de tu vida.
Juanantonio lo entendió desde el principio y desde que vio aquella mano huesuda aparecerse por primera vez en la pantalla, justo cuando en el cine reinaba el silencio, gritó como desesperado ¡ DE MEN TO REEEEEES!, se volteó de espaldas y agregó: ¡no quiero ver, no quiero ver, no quiero ver! para agregar las preguntas: ¿qué está pasando, qué está pasando, qué está pasando?
Nooombre, si la JK y yo seríamos bien amigas por nuestras coincidencias. Seguro la pasábamos bien una tarde tomando té, hablando de los hijos, de libros y del dinero que ella sí tiene.