Son las nuevequince de la noche. La “tenovela” (juanantonio’s dixit) terminó y el bigotito guapo de tvazteca está dando noticias. Yo, tranquilaza de la vida, cenando ensaladita de surimi (yesterday’s leftover), té negro y leyendo las instrucciones de mi trabajo final de la maestría. Juanantonio en camita viendo el techo esperando le llegue el sueño.
De pronto.
¡Ahí está! en el punto 5) Recuerden terminar hoy mismo las actividades el Tema 5 de economía y tecnología (no sé rían eso estudio ahora) sin falta. Evítenos la pena de penalizarles con 10 puntos en el proyecto final.
¡Santas Penalizaciones, Batman!
De mo nios.
Pronto, pronto ¿qué hacer?
Di vueltas en círculo (pequeñas pues mi casa es chica)
Mordisquee esa esquinita de la uña del dedo gordo.
Repetí: chin, chin, chin.
Ni modo.
Agarré mochila, guardé mi cena (tragote de té), le puse pantunflas al hijo, me puse los tenis y nos lanzamos a una casa con internet (la de mis padres).
9:40 haciendo tarea
10:00 haciendo tarea
10:20 haciendo tarea (y comiendo capirotada, friday’s leftover de mi amá)
10:40 un alumno me hace preguntas por el messenger (ahora no niño, ahora no)
11:00 tan tan, “de tal modo concluimos que…”
Terminé.
De vuelta a casa.
Son las once y media de la noche y estoy a punto de apagar mi lámpara. Bostezo. Estiro.
Cierro los ojitos con la certeza de que yo, de plano, ya no estoy en edad de esto.
ZZzzzzz
Zzzzz
Zzz