las cosas
tengo un montón de cosas que calificar, un montón de cosas que escribir, y no puedo hacer absolutamente nada mamá porque no dejo de llorar. esta sin duda ha sido una semana del terror. un mes que partiste tú, un año que partió mi hermano y aunque una no le quiera dar vueltas y una tiene que ser adulta y decir que así son los ciclos de la vida, una en realidad la está pasando mal. una se hace la fuerte, busca reír y hacer reír cuando en realidad una solo quiere estar en la cama, pensando, recordando, dándole vueltas a lo que ya qué. las cosas, mamá, no son más fáciles con el tiempo. las cosas siguen doliendo y vale más que me haga a la idea de que van a seguir doliendo. sí, la vida va a continuar y va a haber más alumnos con ensayos sin pies ni revés y va a haber más libros qué escribir y más personas a las que hacer reír, y sha la lá. pero siempre mamá, en un cachito del día, te voy a pensar y voy a sentir esta punzada aquí, aquí.
un año ha, un año ha
Mi hermano.
Mi Príncipe Húngaro.
Mi Gerardo.
Un año hace que has partido, un año hace que dijiste: no más.
Aún llegan de cuando en cuando correos lindos. Aún llegan de cuando en cuando correos no tan lindos. Correos que hablan de ti. Correos que no hablan de ti y sin embargo de ti. ¿Qué se le va a hacer?
Te extraño, te pienso, te veo aún en sueño, te veo en las moneditas que encuentro aquí y allá.
Señorita Ansiedad y Otras Manías
Draft One: Done
En un tiempo record escribí una novela de 120 páginas. Una novela por encargo. En inglés. Tema LGBT. Esta tarde me dedico a revisarla a grandes rasgos para enviarla a mi editora que la abrirá, moverá, escudriñará y después me mandará sus comentarios para que yo termine de editarla.
La novela en cuestion, por cierto, es la primera de una serie de seis. Está dirigida al adulto joven, de prepa parriba.
Fin del Comunicado.
1937/1973
- Mi madre nació en 1937.
- Yo nací en 1973.
- Hace unos días cumplí 41.
- Pasé esa mañana pensando en ella.
- El día de mi cumpleaños es el día que más me liga a ella.
- Yo no nací, ella me tuvo.
- Ella a los 37 años, supongo que aterrada de que su bebé naciera con algún tipo de problema.
- En esos tiempos tener un hijo a los treintaytantos existía siempre la posibilidad de que naciera con síndrome de down.
- No nací con síndrome de down. Nací con síndrome de hipersensibilidad, de ansiedad, o algo así.
- Hasta la fecha nadie me ha dicho quién de los dos decidió que yo tuviera su nombre con la diferencia de una i.
- Ella Silvia. Yo Sylvia.
- Mi madre me enseñó a ser todo lo que soy, mi madre me hizo todo lo que soy, en realidad pienso que por mi cuenta hice algunas otras cosas pero ninguna de ellas posible sin la labor de Silvia.
- Sylvia es lo que es por Silvia.
- Y entonces, una tarde texana de 2014, quince días después de que mi madre ha muerto, escucho a mi amigo José que ha venido a darme el pésame y a felicitarme por mi cumpleaños, me doy cuenta que él tiene razón.
- Yo soy mi madre.
- Nací en 1937 y nací en 1973.
- Sylvia por Silvia.
Nenitas frente a Nenitas
Ayer leí en el COBACH 19 de Ciudad Juárez. Hacía un calor bárbaro pero esta lectura fue un viento fresco para mí. Un auditorio repleto, nenitas y nenitos preparatorianos atentos, con montones de preguntas y harta curiosidad. Algunos de ellos me hicieron pensar en cosas que ya ni me cuestiono: ¿Cómo sabe usted que esto es lo que quiere hacer siempre? ¿Siente algo cuando termina un cuento?
Al final hubo abrazos, algunas chicas me pidieron autógrafos, otros más quisieron una foto conmigo y no faltó quien me dijo: me gustó tanto tanto el personaje de…
No soy una nenita pero así me sentí y por un rato mi ánimo estuvo en su más alto punto.
1994
maestra
Hay toda una saga de maestros y maestras en mi familia. Mi madre, mi abuela, mi bisabuela y más a los alrededores. Dicen que de pequeña yo juré y perjuré que no sería maestra pero el destino cuando bien escrito no tiene falla. Comencé a dar clases como cualquiera comienza ahora a trabajar en un McDonald’s a los 18 y de pronto simplemente no dejé de hacerlo. Tengo veintidós años parada al ladito de un pizarrón (luego se volvió pintarrón, luego se volvió pantalla pero para el caso es lo mismo).
Descubro que en este momento de mi vida si no fuera por el tiempo de aula estaría perdida. De pronto, preparar una clase sobre los tipos de oración se vuelve la única manera de no pensar de no sentir de no llorar de no patalear la ausencia de mi madre.
Soy maestra porque ella lo fue. Me jalaría en este instante las orejas si yo me anclara en la cama negándome a ir a trabajar.
My mother’s incomparable love
My mother’s love. Nevermore during the night will I go and knock at her door because I cannot sleep and want her to keep me company. With the cruel thoughtlessness of sons, I would knock at two or three in the morning, and always she would reply, waking with a start, that she had not been asleep, that I had not woken her. She would get up at once and come in her dressing gown, staggering with sleep, to offer me her dear assortment of maternal comforts, an egg flip or even almond paste. What could be more natural than to make almond paste for her son at three in the morning? Or else she would suggest piping hot coffee, which we would drink cozily together, chatting endlessly. She saw nothing unreasonable in drinking coffee with me at three in the morning, sitting at the foot of the bed and telling me until dawn tales of old family quarrels—a subject on which she was an expert and in which she took a passionate interest.
Book of My Mother, Albert Cohen