mala feminista

“I embrace the label of bad feminist because I am human. I am messy. I’m not trying to be an example. I am not trying to be perfect. I am not trying to say I have all the answers. I am not trying to say I’m right. I am just trying—trying to support what I believe in, trying to do some good in this world, trying to make some noise with my writing while also being myself.” 

Bad Feminist, Roxane Gay.

 

sylvia la que da clases

a veces creo que mis alumnos no saben ni qué pensar de mí. me miran raro cuando llevo mis converse rojos, me miran raro cuando llevo mis botas café, pero sonríen si traigo mis dr. marten de florecitas. los alumnos muy altos se sienten incómodos cuando hablan conmigo, yo en cambio me siento muy grande cuando estoy con ellos, quiero decirle al mundo “mírenme yo tan chaparrita y con alumnos tan altotes.” me gusta cuando me hablan de tú, me gusta cuando me dicen, “Oye, Sylvia, entonces cómo vamos a…?” y no no no no termino de adaptarme a que me digan Miss Sylvia or Mrs. Aguilar, o Professor Aguilar. una vez me dijeron Doctor Aguilar y yo sólo pensaba en la calle cerca de mi casa en Los Arcos, allá en mi hermosillo-sonoro. una vez un alumno me regaló una pluma de esas con pluma y su barrilito de tinta. nunca la he usado y no sé cómo me aguanté las ganas de llorar cuando lo recibí. una vez le dije a un alumno muy latoso, “¿sabes qué? no vengas a clase, en serio, no vengas, mándame los proyectos y listo.” el alumno  no faltó a ninguna sesión después de ello y jamás volvió a ser un dolor de cabeza. he notado que a mis alumnos les gusta cuando las palabras en inglés se me escapan y digo algo en español. he notado que a mí me fastidia cuando eso pasa, mi paranoia del alzheimer precoz, claro. me gusta cuando los alumnos se quedan al final para preguntarme algoloquesea, es como si estuviéramos en confianza y me pidieran la receta del arroz con leche de mi mamá. odio dar clases a las 7 am y amo dar clases a las 7 am. cuando el mundo se levanta yo ya hice algo importante. ya sé, ya sé, en mi profesión yo no salvo vidas, pero al menos no las arruino.

quiero

quiero escribir de lo raro de estos días. quiero escribir de meter las últimas cosas del clóset de mi mamá a una caja. quiero escribir de recuperar los últimos libros que he dispuesto para mí de su biblioteca. quiero escribir de las charlas con mi padre. quiero escribir de comer con mi padre. quiero escribir de esta nueva relación que tengo con mi hermano. quiero escribir de mi hermano. quiero escribir de esta nueva casa y esta nueva vida que mi padre ha adoptado. quiero escribir de las fotos de mi madre por todos lados de esta nueva casa. quiero escribir de lo que quiero escribir pero no, no lo haré.

en lugar de eso.

en lugar de escribir.

en lugar de.

 

juan   dejo aquí una foto de mi hijo, mi el de dieciséis. mi hijo que hoy cumple años y que ha sido mi compañero de buenas, bajas, medianas y peores. mi delfín de agua dulce. mi Juan.

el de casidieciséis

El hijo cumple 16 años la próxima semana. Es una garrocha, una varita de nardo, un flacucho alto-alto, de lentes y pelo largo. Va a pasar al penúltimo año de prepa. Tiene una novia violinista que nos visita todos los viernes. Se ha vuelto fan de Orwell y de Huxley. Ve películas de Chaplin, come como si no tuviera fondo y planea unirse a la marina mercante y viajar por el mundo.

El hijo cumple 16 años y lejos está del gordito-risueño que se metía de puntillas en mi cama los sábados y domingos por la mañana. Lejos, muy lejos.

El de casidieciséis tiene su equipo listo para lanzarse al Colorado Trail con Barbudo, dos semanas de recorrer a pie un pedazo de tierra que le intriga.

 

El de casidieciséis va que vuela hacia el mundo del adulto joven.

I felt betrayed

“We tried to give it time, but after three years later we made the decision to leave. We never felt safe there again. We felt as if our home had been stolen from us. And part of me felt embarrassed, I think, that my country hadn’t been strong enough to resist what had happened to it. Maybe the way to say it is that I felt betrayed.”

Lo dice un panameño en The Book of Unknown Americans, de Cristina Henriquez, pero bien pudo decirlo un mexicano, un argentino, un colombiano, un…

Me acuerdo de los repollos acresponados, blancos -rosas…

Me acuerdo de los repollos acresponados, blancos -rosas
nieves de la tierra, de los huertos-, de marmolina, de la
porcelana más leve, los repollos con los niños dentro.
Y las altas acelgas azules.
Y el tomate, riñón de rubíes.
Y las cebollas envueltas en papel de seda, papel de fumar,
como bombas de azúcar, de sal, de alcohol.
Los espárragos gnomos, torrecillas del país de los gnomos.
Me acuerdo de las papas, a las que siempre plantábamos en
el medio un tulipán.
Y las víboras de largas alas anaranjadas.
Y el humo del tabaco de las luciérnagas, que fuman sin reposo.
Me acuerdo de la eternidad.

Marosa di Giorgio.

ay hermo/ no hay hermo

me invitaron a dar una charla en hermosillo. te pagamos el boleto, dijeron. ándalediquesí.

y de veras que yo quería decir sí, empacar maleta y lanzarme a comer capirot… digo, a dar la charla. pero es nuestra última semana de clases antes de las vacaciones. el famoso spring break. traducción: es cuando más hay que leer y calificar y calificar y calif… así que no hubo más que bajar la cabeza, pedir disculpas y hacerse a la idea de que por lo pronto no habrá capir… digo, hermosillo.

 

en la punta de

En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra «tertulia», y no sé dónde ni cuándo. Al lado de la tertulia está la familia. Al lado de la familia estoy yo. Al lado de mí estoy yo. Es hacia mí a donde voy. Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Des­pués de muerta es hacia la realidad a donde voy. Mien­tras tanto, lo que hay es un sueño. Sueño fatídico. Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un canto para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé de qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien dirá con amor mi nombre.

Clarice Lispector, claro.

NATIONAL ADJUNCT WALK-OUT DAY

#‎NAWD‬

He trabajado dando clases desde los 18 años. Di clases de inglés a niños mientras estudiaba una Licenciatura en Letras. Di clases de literatura, de redacción y de historia del arte a preparatorianos y luego a universitarios mientras estudiaba una Maestría en Humanidades. Di clases de escritura creativa, de narrativa y de traducción literaria mientras atendía un MFA en Escritura Creativa.

En ocasiones tuve suerte de tener condiciones laborales favorables. En otras ocasiones, no. En ocasiones tuve opción de elegir los cursos que iba a dar. En ocasiones supe con mucha anticipación qué cursos iba a dar. En ocasiones no sé si voy a dar clases y colaborar en el ingreso familiar.

Todo el tiempo amé, amo y amaré mi tiempo en el aula.

Sin embargo.

Las condiciones en este país para quienes como yo hemos sido o somos Profesores Asistentes y/o Profesores Adjuntos son lamentables. Trabajo para dos instituciones, una es más organizada que la otra debo decir, pero lo que reina es la incertidumbre. Esto nuncanunca ha afectado mi trabajo dentro del aula, los alumnos no tienen la culpa, mis alumnos leen, escriben, aprenden. Esta situación afecta a nivel personal. Tengo amigos en la misma situación. Ay, ese comerse las uñas porque no sabes si darás clases o no; ese organizar-curso apurado porque el mismo día que el semestre inicia te llaman para decirte que siempre sí, que hay un grupo disponible.

Mañana aquí es National Adjunct Walkout Day, pero por más que quiero, por más que creo en esta causa no puedo, no puedo salir de mi clase. No puedo, no quiero abandonar a mi grupo.

Lo que sí puedo, es leer con ellos artículos al respecto, discutir el tema, pedirles que escriban una reflexión, hacerlos ver que la situación de los profesores adjuntos TAMBIÉN les afecta y también les pertenece a ellos.

He dicho.