who knows if the moon’s
a balloon, coming out of keen city
in the sky -filled with pretty people?
and if you and i should
get into it, if they
should take me and take you into their balloon…
Espacio de Ocio y Escritura de Sylvia Aguilar Zéleny
who knows if the moon’s
a balloon, coming out of keen city
in the sky -filled with pretty people?
and if you and i should
get into it, if they
should take me and take you into their balloon…
Son las nuevequince de la noche. La “tenovela” (juanantonio’s dixit) terminó y el bigotito guapo de tvazteca está dando noticias. Yo, tranquilaza de la vida, cenando ensaladita de surimi (yesterday’s leftover), té negro y leyendo las instrucciones de mi trabajo final de la maestría. Juanantonio en camita viendo el techo esperando le llegue el sueño.
De pronto.
¡Ahí está! en el punto 5) Recuerden terminar hoy mismo las actividades el Tema 5 de economía y tecnología (no sé rían eso estudio ahora) sin falta. Evítenos la pena de penalizarles con 10 puntos en el proyecto final.
¡Santas Penalizaciones, Batman!
De mo nios.
Pronto, pronto ¿qué hacer?
Di vueltas en círculo (pequeñas pues mi casa es chica)
Mordisquee esa esquinita de la uña del dedo gordo.
Repetí: chin, chin, chin.
Ni modo.
Agarré mochila, guardé mi cena (tragote de té), le puse pantunflas al hijo, me puse los tenis y nos lanzamos a una casa con internet (la de mis padres).
9:40 haciendo tarea
10:00 haciendo tarea
10:20 haciendo tarea (y comiendo capirotada, friday’s leftover de mi amá)
10:40 un alumno me hace preguntas por el messenger (ahora no niño, ahora no)
11:00 tan tan, “de tal modo concluimos que…”
Terminé.
De vuelta a casa.
Son las once y media de la noche y estoy a punto de apagar mi lámpara. Bostezo. Estiro.
Cierro los ojitos con la certeza de que yo, de plano, ya no estoy en edad de esto.
ZZzzzzz
Zzzzz
Zzz
Son hermanitas. Enedina tiene 6 y Valentina 5. Pero parece que están al revés pues Enedina se ve más pequeña, más frágil que Valentina cuyo nombre revolucionario le queda a la perfección: morenita, cabello negro, ojos grandes y certeros. Ene es blanquita, flaquita con brazos delgaditos y voz suave, suave, imperceptible.
Son amigas de mi hijo.
Sus primeras amigas.
Vienen a nuestra casa que es la siete, desde su casa, que es la diez.
Nos gustan.
Les gustamos.
Se les nota en sus ojitos, en sus risitas cuando les digo “Hola ratoncitas”.
Se les nota cuando Juanantonio propone un juego y ellas dicen Sí.
Juanantonio dice: vamos a jugar a los ninjas
Ellas dicen: Sí
Juanantonio dice: hay que vestirnos de ninjas
Ellas dicen: ¿qué son los ninjas?
Juanantonio dice: los que luchan por la justicia
Valentina dice: Bueno y que yo me llamaba Sofía
Enedina dice: Bueno y que yo atendía la tiendita
Valentina dice: Entonces somos ninjas, yo me llamo Sofía y que Juanantonio y yo íbamos al mandado vestidos de rangers.
Juanantonio dice: Ninjas
Valentina dice: sí, de ninjas.
Enedina dice: bueno y que yo atendía la tiendita.
Juanantonio dice: y que luego luchábamos contra el mal.
Las niñas dicen sí.
No tengo corazón para romperle el corazón a este trío. No les voy a explicar que un ninja difícilmente trabaja en un supermercado o que definitivamente no va a un supermercado a hacer su mandado con billetitos de a mentis.
Mi hijo es feliz y las de la casa 10 también.
Eso es lo único que importa.
Mi hijo cumplió ayer 5 años.
Le emocionaba especialmente recibir abrazos.
Lo dicho, es un niño especial.
Su tío Gerardo escribió.
Sus abuelos le compraron un pay de plátano.
Su amigo Samuel lo felicitó.
Sus papás lo quieren tanto, tanto.
Por sus ojos grandes, por sus palabras bellas, por sus caricias, por sus largas pestañas, por su sonrisa.
Este hijo es como el mejor regalo de una hada madrina.
Nunca pensé que me ocurriría a mí.
Una cosa es que una escriba de este tipo de cosas, de este tipo de encuentros.
Otra muy distinta es experimentarlos.
Muy.
Pero tenía que hacerlo, Natalia me dijo que lo hiciera, por mi bien, por mi bien.
Así fue:
Ella estaba ahí.
Yo estaba ahí.
Mi hijo bajo un sueño profundo en su recámara.
El hogar todo silencio.
No one around, excepto ella y yo.
Tendríamos la intimidad necesaria.
Lo confieso, yo di el primer paso.
Ella, bueno, ella no hubiera podido.
Habíamos cruzado nuestras miradas tantas veces pero no pasaba de eso.
Ahora sería diferente. Nosotras: estaríamos juntas.
Inhalé, exhalé.
Estaba dispuesta a hacerla mía y la única manera,
el único modo, de hacerla mía era haciéndola mía: dejando en ella mis historias.
Sí.
Prendí la computadora que Juan me dio y comencé a escribir en ella para dejar de llamarla la computadora de Juan.
Ahora.
Es mía.
¡Oh, yeah, baby! toda mía.
La computadora de Sylvia.
Lo he descubierto.
Lo grave, lo realmente grave de dormir sola es:
Soñar que muchos osos se van a meter a tu casa y tu tienes a tu hijo, a tu sobrino y a tu amiga María (con un celular pequeñito) tratando de esconderse y sin saber qué hacer con los mentados osos grizzly.
Eso es lo malo.
Sueñas osos villanos y cuando despiertas con el corazón
latiendo como si fuera la última vez y no hay nadie, nadie con quien acurrucarse.
Lo malo es que tampoco tengas saldo en tu celular como para llamarle
al Edgar para que te cuente un chiste y te calme un poco.
1.Pintémonos las uñas unas a otras.
2.Vayamos a que nos alacien el cabello.
3. Perfumémonos y sulibellémonos.
4. Falda y zapatos abiertos.
5. Pongamos caras serias e intelectuales.
6. Coqueteemos con tipos de bigote y calvos.
7. Digamos gracias a los méndigos albañiles que siempre piropean.
8.Olvidémonos de los conflictos de género y bebamos tequila (o agua purificada).
9. Rompamos la dieta y comamos media rebanadita de pay de queso.
10.Fumemos puro y leamos Playgirl.
Lo dicho.
Un día una morra más grandota que yo me va a linchar por escribir tanta tarugada.
Voy en el chevy. Underworld en mis oídos. Cabello lacio, botitas cafés. Toda linda porque voy a un evento. Se presenta el libro del Soco. El Soco me cae bien aunque hemos hablado unas dos veces en la vida.
Doy vuelta en la Veracruz, mi plan es de ahí dar vuelta a la Yáñez.
De pronto
Ahí está.
Enorme, amarilla, dueña de sí y sitiada en mi epidermis.
Es una luna llena grande grande.
La luna no parece luna. Es un mundo.
¿Ya dije que era enorme?
Me da risa, gusto, nervios, verla. Tomo el celular. A alguien hay que decirle esto. Mi hijo no está en el asiento trasero y obviamente no tengo con quien compartir el instante.
Le llamo a Lyla. No está. Su contestadora me saluda.
Le digo: “Lyla sal donde estés, ve la luna, la luna enorme y amarilla que cuelga del cielo”. Se me ocurre que si alguien más escuchó el mensaje seguro piensa: “Con razón es una paciente”.
Por la noche, más noche, en casa, más en casa que en ningún otro lado, me acomodo para dormirme. De este lado, de este otro. No puedo pegar los ojos. Y no es porque recién vi Sexy Beast. Golpecitos a la almohada, estiramiento de colcha.
Luego.
Me doy cuenta.
Lucecita latosa en la ventana.
¿El patio del vecino? ¿Una luz del poste? ¿Una luciérnaga enorme?
¿Adivinaron? La luna, era la luna que se coló en mi ventana, juguetona, brillante, menos gorda y menos amarilla pero luna y llena. Blanca toda ella.
Me reí. Debo estar loca, me puse a reír como loca (de qué otro modo).
La luna me siguió. La luna me persigue.
Y pienso en esa rolita de los cadillacs… siguiendo la luna y su….
¿cómo iba?
Tranquila, feliz, motivada, renovada, certera, inquieta, contenta, completa, encantada, segura. Independiente, morena, dulzona y chistosilla. ¿Ya dije tranquila?
Qué sería de nosotros sin el fin de semana.
Decaída, desmotivada, cansada, confundida, inquieta, preocupada, extrañada, intrigada. Triste, abrumada, ¿ya dije confundida? enojada, azorada, desolada, salada. Rara. Rara, rara, rara.
Seguiremos informando.