¿MIEDO AL FUTURO? (¿nosotras?)

La cosa es así. Los ánimos andan medio flojos en un sector de mi grupo de amigas (¿les he dicho ya lo suficiente que adoro a mis amigas quienes se autonombran las crápulas y que en realidad son dulces y menos inalcanzables que Rapunzel?). Tres de nosotras andábamos entre azul y buenas noches, entre rabiosas y tristonas, casi casi punzo cortantes. Planeábamos ir a cenar y hablar de todo menos de aquello que nos hacía sentir mal: prometimos hablar de zapatos, de moda y de elizabeth costello (tema para otro post).

El caso es que los horarios no cazaban y la espontaneidad se convirtió también en nuestra amiga y nos fuimos a comer tacos con Don Chuy. Éramos cuatro (muero por decir los nombres pero tampoco se trata de robarles su intimidad, bastante es ya platicar su intimidad, jiji).

Por supuesto no hablamos ni de zapatos, ni de moda, ni de elizabeth costello. Hablamos de aquello que nos hacía sentir mal, lo que veníamos cargando desde el día anterior. La nota curiosa es que lo hicimos de la manera más divertida. Éramos todas risas, ja ja, le dije esto, ja ja, me dijo esto, ja ja, ja ja, ja ja… No nos dimos cuenta de qué fue exactamente lo que pasó, de cómo de pronto aquello que nos preocupaba, ese país en llamas que a veces habitamos, desapareció como por arte de magia.

Llegamos al País de las Maravillas, donde sirven tacos de carne asada, donde hay cerveza sol, horchatas y jamaicas. Donde si se acaba el guacamole te traen más. Donde las amigas son un tesorito que parece no dejar de brillar nunca. Reímos, reímos de que en realidad no le tenemos miedo al futuro; en todo caso, nos dejamos llevar por el miedo con el que otros se plantean el futuro.

¿Miedo? ¿Nosotras?

Nop.

NO TE LO PONGAS (te digo que no)

Mi fin de semana fue de convalecencia. De hecho, abandoné mi casa y la pasé, como toda hija de familia, en casa de mi mamá. Ahí sobraron los apapachos, las atenciones y las sopas/caldos/cremas que mi señora madre ofreció a mis adoloridos dientitos.

Lo pasé en camita y frente a la tele. Algo natural para muchos pero ya sobrenatural para mí, siempre hay algo que hacer. Siempre. Tons, armada con el control remoto en una mano, una botella de agua en la otra, almohadas suficientes y el hijo bien gracias con los vecinos, dediqué horas y horas al People and Arts. Y no es que sea muy intelectual pero es que me topé con dos programas que OOh, my! me dejaron más boquiabierta que mi dentista.

En WIFESWAP, un tipo de reality show el objetivo es que dos familias inglesas cambian de esposas. Así es señoras mías, la mandan con todo y chivas a vivir con otra familia y, por ende, con otro esposo. Si usted tiene la suerte de que el susodicho sea amable y hacendoso : Bravo! Pero si le toca el machito típico que no hace nada en casa porque él es el proveedor: May the force be with you! Eso fue lo que pasó a estas dos señoras. La una tuvo la suerte del hombre hacendoso pero too kind for me (qué le pasa, señora?) La otra tuvo la “suerte” del inútil que guarda las sobras de piza en la alacena (estamos con usted, señora). Y así pasaron casi un mes. Un experimento que va más allá de los alcances de toda lucha entre géneros, roles domésticos y paciencia humana.

En NOTELOPONGAS (sorry, forgot the name in english) dos NADA amables mujeres (Susanah y Triny) que do know about fashion. Espían por un mes a una persona de la vida real cuyo gusto disgusta a todos a su alrededor. La atracan, sacan su guardarropa y la obligan a tirarlo todo, le dan dos mil libras y le explican qué debe comprar. Le repiten no te lo pongas, no te lo pongas cuando la persona en cuestión está a punto de caer en sus viejos vicios de vestuario.

Y yo, divertida, en camita… considerando realmente no volverme a casar (y mucho menos con dos tipos como los del programa) y echarle un vistazo a mi clóset y sacar de una buena vez eso que no me favorece antes de que un día mis amigas contraten a Susanah and Triny y me griten: no te lo pongas por el amor de Dios.

TOOTHLESS 2 (una saga familiar)

¿Qué es esto, qué es esto que se mueve? preguntaba nervioso con una carita que mostraba a todas luces su temor. Y yo, atónita, no podía ni contestarle que su diente estaba flojo y que estaba a punto de caerse. ¿Atónita? se preguntarán. Sí, atónita. Mi hijo va a mudar de dientes y no me preparé psicológicamente para ello. Y miren que no hace mucho la Mariana en el McDonald’s me mostró orgullosa el hueco en su boca y miren que no hace mucho su mamá escribió al respecto.

Yo no estaba preparada. Tuve apenas unos segundos para reaccionar, sentarme y explicarle el asunto de los dientes de leche. ¿De leche? preguntaba. Nunca me había puesto a pensar lo raro que suena eso. El de cinco comenzó a llorar. Tengo miedo, decía. Y yo le prometí monedas bajo la almohada (cortesía del ratón) y yo le prometí compras con su dinero y la maravilla de “ya estás grande”. Y durmió tranquilamente.

Pero yo, yo no dejaba de pensar en que en efecto, el tiempo es implacable y siempre nos agarra en curva cuando se trata del crecimiento de los hijos. Y de pronto, como por arte de magia, olvidé el dolor de mis dientes y me concentré en el hecho de que el de cinco, pronto será el de seis.

FOTOS DE MAQUINITA (girls go out)

Después de varios intentos, la Negra lo logró. A mi correo del trabajo llegó un archivo que en sus palabras era “maravilloso”.

Y lo era.

Un archivo maravilloso, el mejor jpg que me ha llegado en mi vida. En él, una sabe lo que ocurre cuando the girls go out. Salen, se divierten y se tropiezan con una maquinita de fotos. No lo piensan mucho, echan un par de monedas y hacen monerías frente al lente.

Fui tan feliz de verlas felices. Porque las he visto pasar cada cosa, porque las he visto enfrentando cada lío. Y ahí, en esas caras, en esos ojos, en esos labios, no estaba sino la experiencia, el reconocimiento de sí mismas.

Lo único malo es que no sé colgar fotos en mi blog, porque, de otro modo, sí entenderían de qué estoy hablando.

Las quiero nenas y demando un mail sobre el tema de “el atraco”.

FELIZ SÍ CUMPLEAÑOS

Hoy es su cumple y lo festejó ayer con los Babasónicos.

Hoy es su cumple y no está cerca porque vive lejos, lejos (¿por qué siempre le da por vivir lejos?)

Hoy es su cumple y no le puedo dar un abrazo, no le puedo decir felicidades negrita y observar lo que sea que traiga puesto que se haya regalado ella misma.

Porque ella, aunque tiene mucha gente que la adora, es de esas personas que saben lo importante que es apapacharse uno, regalarse uno a uno.

Toma fotos, escribe, lee, lee mucho, ve películas, observa cuadros, toma Coca-Cola con muchos, muchos hielos, no cree en la carne y ama el futbol con la misma pasión que ama sus tatuajes y sus piercings. Tiene un corazón grande grande donde cabemos muchos (si no rempujamos).

¡Feliz sí cumpleaños, negrita linda!

DOLOR (mucho)

Dolió el piquete de la anestesia.

Dolió la limada de diente y muela.

Dolió la extracción.

Dolió el punto para cerrar la herida.

Dolió la resina nueva (qué fea la resina nueva, pero mañana la cambian).

Pero duele más, mucho más, estar consciente de que esto me lo pude haber ahorrado.

Consejos del día: tomen leche y cuiden sus dientes amiguitos.

p.s. no esperen otro post el resto del día… me voy a recostar…

TWEEDLE DEE Y TWEEDLE DOOM

Bueno, no sé si he escrito bien los nombres. No importa mucho porque realmente no se llaman así. Realmente no se parecen tanto en lo físico. Este es un par de gemelos que las circunstancias, y no la naturaleza, ha unido.

Uno tiene cinco y el otro tiene cuatro.

Ambos piensan que Star Wars es lo máximo.

Ambos se manejan por el mundo con un lenguaje poco común para dos tipos de su edad.

Uno no besa, ni se deja besar. El otro no besa pero, a ver ¿lo van a besar?

Ambos se divierten contando chistes, cuentos y adivinanzas.

-¿Qué es blanco, negro, rosa y que huele muy feo?

– El coatí

No era el coatí, pero ¿no les parece formidable que un niño de cuatro años sepa qué es un coati?

Los dos son un par de guapos que algún día van a crecer y esperemos que, para entonces, sus mamás ya nos hayamos hecho a la idea de que ellos, en realidad, no nos necesitan.

CARTA A BRUNO (nuestro pequeño Bruno)

No has llegado y ya nos tienes vueltas locas de gusto. A tu mamá y a la bola de viejas que, pobre de ti, tendrás por tías.

Nos preocupa un poco que creas que tu futuro es un poco más incierto que el de todos los que son como tú. Pero nada de qué preocuparse, Bruno, la incertidumbre tiene su encanto. Tu mamá lo sabe. Tu papá, ay, tu papá a veces no tiene idea. Y se lo va a perder, se va a perder el encanto de personita que tú eres si no se pone buzo.

Mejor cambiemos de tema.

Hablemos de ti.

Tú eres ya nuestro favorito. Te verás divino en los brazos de hada que tiene tu mamá. Te verás simpatiquísimo con las chambritas que te tejerá la abuelita de Juanantonio. Tú serás perfecto, incluso cuando crezcas y andes chimuelo. Brillarás siempre en lo que sea que te escriba yo.

No hay nada qué temer, Bruno. Tienes magia propia. Tú simplemente cáile… te estamos esperando.

Atentamente,

Nosotras que te queremos tanto

TOOTHLESS IN SEATTLE (or in Hermosillo, who cares the point is: toothless)

Maldita sea.

Me volvió a pasar.

La desidia se apoderó de mí, as always.

Comienzo a creer que es una inquilina que no paga renta.

La desidia me quitó la decidia (ya sé que no existe, no consulten su Pequeño Larousse), no me decidí pues y de nuevo dejé pasar el tiempo.

Pasar. Pasar.

Y ayer justo cuando estaba a punto de ponerme a comer: se me rompió otro diente, el tercero en mi vida.

Pérdida total.

Hubo que cancelar la comida con las chicas.

Hubo que hacer cita con el dentista.

Hubo que sacar (el poco) dinero del banco.

Hubo que rezar para que (el poco) dinero cubriera la cita.

El Dr. Fernando (desde ayer mi nuevo y flamante dentista) se portó de lo más amable. Me evitó los consabidos regaños y sólo dijo en voz alta y gruesa: esto fue pura desidia. Y tenía razón. Arregló, limó, curó, cuidó y colocó una pieza que por el momento no me hace ver como el miembro más chaparro de un Freak Show.

Y estoy triste, si recuerdan algún viejo post del 2003 saben entonces que tengo a thing con los dientes. Y estoy triste porque no sé cómo le voy a hacer para pagar. Y estoy triste porque me estoy cayendo a piezas y a desidia. Y estoy triste porque hay veces que quien te debe apoyar no lo hace y quien aparentemente no tendría por qué, sí está ahí (bueno, corrección: eso último no me pone tan triste).

I’m toothless. And horribly sad, a mi edad, aunque ponga la pieza perdida bajo la almohada no aparece ningún saldo a favor, es más, ni siquiera una monedita de diez pesos. Como antes.

THIS ISN’T (happening)

-I’m gonna miss you…
-Pos, miss me!


Estoy en casa. En mi sillón favorito, leyendo a Marc Bloch. Sola.

Tocan a la puerta y es él. Le alegra que esté leyendo a Bloch y me dice: “Todo lo que ese hombre toca se convierte en oro”. Conversamos brevemente.

¿Nos vamos?

Vamos en su carro y una noche deliciosa nos rodea. Describe plan A y plan B.

Ambos suenan bien, sin embargo plan A es prácticamente perfecto.

Antes de tomar una decisión me dice: plan A, ¿te parece?

Él cocina para mí. Ensalada, carne (sí, carne), y me sirve una copa de un maravilloso vino tinto. Prende dos velas, prepara un aderezo. Pone a Leonard Cohen y me pregunta qué he escrito últimamente… Me escucha, sonríe y asumo que me coquetea un poco. La historia es el menú principal. Cree en las coincidencias. Todo lo que toca se convierte en oro. Estoy en una habitación completamente iluminada. Me abraza.

This isn’t happening, me digo. Claro, esto es un sueño.