TOEFL

En el lugar en el que trabajo uno tiene que estar siempre actualizado en su inglés. Cada dos años somos obligados a presentar el examen toefl. Yo vivo tranquila hasta que sé que se acerca la fecha del examen.

Tengo un inglés más o menos decente. Me defiendo. Lo leo mejor de lo que lo hablo. Pero me defiendo. Sin embargo en el examen nunca me va muy bien. Cuestiones de vocabulario, gramática, comprensión de lectura o redacción no se me dificultan, a veces incluso son piece of cake. Lo malo, lo realmente malo, comienza con los listenings. Comienzo a oír la conversación o el monólogo (que generalmente son de cosas absurdas y muy lejanas de la vida real), pongo atención, pongo atención, pongo atención y entonces veo mi uña, o mi zapato, o la blusa de la que está enfrente o una basurita en el piso y entonces me pongo a pensar (o analizar) en las posibilidades de vida que tienen la uña, el zapato, la blusa o la basurita. De ahí paso a centrar mi atención en el clima, en la hora, en lo que tengo que hacer al rato, en que tengo hambre, sed o frío. En cuánto he engordado… y entonces, la grabación termina y tengo que contestar algo a algo que no escuché.

Así ocurre siempre.

Como podrán imaginar el futuro es un tanto abrumador cuando me pongo a pensar que mañana tengo que presentar el Toefl.

LOVE HURTS

Me llama y me pregunta, ¿quién canta love hurts? ambos pensamos que Joe Cocker, quién sabe por qué creemos que sólo alguien como Cocker diría eso. No, no es Joe Cocker. Necesitamos el nombre del cantante pues él ha decidido que necesita esa canción. Colgamos.

Me conecto en la red y tecleo en el buscador “love hurts lyrics”. Sorprendente. Larga cantidad de canciones que tienen la frase “love hurts” o bien que se llaman “love hurts”. Leer. Leer casi casi una por una hasta encontrar esa que dice “Love hurts,love scares,love wounds and mares any heart”. Entro a radio blog y lo compruebo. Es esa. Es.

Le mando un mensaje a su celular con los datos correctos. Le mando a su correo electrónico la letra completa de la canción. Me siento satisfecha. Siento que he resuelto una situación. Siento que le he ayudado como nadie. Como si una canción pudiera. Pudiera.

Retomo el libro de Silliman que no quiero terminar y ahí en cierta página el autor dice: “The smallest fragment of song, if it is the right song, can ignite what Proust rightly called the involuntary memory”. Esta canción, toda esta canción, es el punto de ignición de la memoria voluntaria. Alguien quiere oírla para recordar.

Escuchar la misma canción, una y otra vez, una y otra vez, es una especie de refugio, dice Silliman. Pero si lo que se escucha repetidamente es un coro que dice love hurts, love scares, love wounds… entonces ¿de qué se trata?

INTERCAMBIO

Bajo el postulado de “quién nos conoce más que nuestros propios amigos” se decidió que vamos a hacer un intercambio en el cual están estrictamente incluidos los de la esquinita del PB. Al hacer la lista nos dimos cuenta de que somo un montón, al hacer la lista comenzamos a decidir qué se le puede regalar a quién. Al hacer la lista me di cuenta de muchas cosas que si mencionara aquí me ganaría oficialmente el título del blog más cursi del año.

FRAMBUESA


Estábamos en una mesa pequeña. Hablábamos de cosas vitales: el punto g y los orgasmos. Entonces J.D. con el tono más filosófico y didáctico que encontró en su bolsillo dijo: “Es sencillo, el punto G se siente como una frambuesa excitada”. Movía sus manos de un modo que nunca sería capaz de describir. “¿Frambuesa excitada?”, preguntamos.

Sí, frambuesa excitada.

No, nadie se atrevió a preguntar cómo se veía o, ejem, cómo se sentía una frambuesa excitada; pero estoy segura de que el resto de los integrantes de esa pequeña mesa no se puede borrar la imagen de la frambuesa excitada de su cabeza. Claro, tampoco muero por saber si han logrado discernir el asunto frambuesil.

Todo esto, claro, ocurrió en Tijuana.

UNA NOVELA IMPOSIBLE (fragmento de)

Esta es, una novela imposible.

Su autora, lo sabe. Ha descubierto que no tiene derecho a contar la vida de su personaje. Necesidad, tal vez, derecho no. Se repite. Se repite.

Durante todo este tiempo se ha preguntado si escribir una novela no es otra forma de velar la verdad, de cubrirle el rostro y el cabello a la verdad. Ha intercalado tanto los hilos de la realidad y de la ficción que no sabe ya cuál es cuál. ¿Qué ocurrió qué imaginó?

Esta es una novela imposible.

Puede hacer un recuento de palabras, gestos, gustos. Trazos sólo. Podrá encadenar los hechos más importantes de la vida de su personaje y aún así, nunca podrá reconstruirla. La vida, es decir. Trazos sólo. Porque no hay poesía, no hay narrativa, no hay forma literaria posible para escribir sobre ella. A distancia no es posible. Se dice. Se dice.

Las palabras nunca serán suficientes.

La autora baja la pluma. Cierra el cuaderno, se aleja de la habitación. Se dice que esta es una novela imposible.

Sin embargo.

Sabe. Sabe que esta es una novela que lleva está llevando
llevará a cuestas por su vida.

WHY IS THE MEASURE OF LOVE LOSS?

Love demans expression. It will not stay still, stay silent, be good, be modest, be seen and not heard, no. It will break out in tongues of praise, the high note that smashes the glass and spills the liquid. It is no conservationist love. It is a big game hunter and you are the game. A curse in this game. How can you stick at a game when the rules keep changing?

Jeanette Winterson, Written on the body.

RECOMENDACIONES DEL DÍA

1. Licuado de fresa con granola del carrito que se pone en Las Quintas, cerca del Oxxo que está entre el periférico y la Quinta Mayor.

2. Young Folks de Peter, Björn and John. El silbidito más sano de su vida, ya lo verá.

3. Camiseta de manga corta con bufanda larga. Combinación perfecta para, por un lado, disfrutar la novedad del frío en esta calurosa ciudad y, por otro lado, lucir esa bufanda que no va a utilizar en otra época del año definitivamente.

4. Malcolm en el Medio. Ahora lo dan después de, oh my god, el Chavo del ocho. Dos capítulos in a row todos los días en el canal cinco del di ef.

5. La crema de pepino y té verde de Dove. Humecta tu piel, huele rico y te deja se-do-si-ta.

6. Ensalada veloz de pollo y manzana. Se hace fácil, trozos de pollo previamente cocido, cuadritos de manzana, amplias cucharadas de mayonesa y/o crema, un poquito de mostaza y si hay, nuez picada, todo se revuelve y se come con galletas o pan bimbo.

7. Tostadas horneadas de las que venden en Walmart (aunque si es posible, deje de comprar en walmart por favor).

8. Leer Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos de Rodrigo Muñoz Avia. Novela ligerita, divertida. Risas abundantes.

GESTOS

Nunca he sido buena para beber o comer cosas muy calientes. Mamá lo resolvía. Le ponía un hielito a mi sopa o la cambiaba de plato. Soplaba y movía la cuchara para mí. Yo tendría cuatro o cinco años y lo recuerdo clarito. Gestos de amor. Lo sé porque también lo llegué a hacer para mi hijo. Gestos de amor.

¿Qué van a cenar hoy? me preguntó. No sé, le dije. Y entonces hice catarsis, le platiqué de los problemas que tengo con la alacena. No sé comprar mandado, le dije. Siento que compro lo mismo, que todo se echa a perder o que nunca tengo nada. Y estoy un poco quebrada y no he ido al mandado y… No, no era el drama del mundo, pero lo entendió. Se rió incluso cuando le dije que mi refri era un mundo vacío. Tengo un queso philadelphia, me dijo, y unos panecitos muy ricos. ¿Has comido longaniza? aquí tengo un cachito. Un poco de papaya, para que te lleves al trabajo. Mira, te puse aquí unas salchichas para el niño. Mi mamá nunca acepta un no.

Son las cinco de la tarde y me despido de ella. Manejo a casa pensando en que hacía casi treinta años que mamá no le ponía un hielito a mi vida. Le soplaba, le movía la cuchara. Gestos de amor.

RESISTENCIA

Cualquiera lo tomaría como una especie de indisciplina. Pero hace poco alguien me dijo que no era eso, que lo mío era resistencia. Ocurre así: Inicio cierto libro y prolongo, lo más que puedo, llegar a la página final. Me resisto. Me pasó así hace poco con una novela de Murakami y me está pasando ahora con dos libros uno de Lyn Hejinian y otro de Ron Silliman. No quiero que se terminen. La estructura de ambos permite que uno cierre el libro un cierto número de veces al día o a la semana. Ambos libros son hipnotizantes, es lo más parecido a probar una cucharada de algo suculento y quedarse con el gusto en el paladar por largo rato. Uno cierra la página y tiene ahí las palabras. Las palabras que se quedan que se trepan que se aferran a uno o quizá sea más bien es que uno se aferra a ellas como a todo aquello que no quiere que termine.

No me ocurre con todos los libros. He leído con la misma rapidez de quien desea deshacerse del dolor libros de otros autores. Acabé en tiempo maratónico Desgracia, por ejemplo. Quien lo ha leído ya, supongo que comprenderá por qué.

Hay palabras, sin duda, que requieren de resistencia.

HUGO EN LA SELEC

Mi papá dice que no. Que nomás no. Que Hugo Sánchez es sólo una vedette y que ahí quedó nuestra selección. Y en futbol mi papá es autoridad (aunque todos creemos que es el último atlantista del universo). Así que lo siento Hugo, no me mires así.