PROMISCUIDAD

Ayer. Armada de todo el valor del mundo (supongo) Sazú levanta la voz, la ceja, pone la mano en la cintura y me dice: “¿Alguna vez vas a leer un solo libro a la vez? Mi respuesta es veloz y, quizá, penosa. “No, nunca, no puedo”. Baja la ceja, baja la voz, quita la mano de su cintura y suelta sólo un: “mmh” acompañado, creo, de un nodeo de cabeza que afirma algo así como “qué barbaridad”.

La verdad es esta, cuando se trata de libros vivo en una promiscuidad absoluta. Tengo un libro para leer en la oficina, otro para leer antes de dormir y generalmente cargo algo en la bolsa para cuando hay que hacer tiempo, esperar, hacer cola, etc.

Supongo que sí, leer en orden, serle fiel a un libro hasta llegar a su final sería lo más sano, adecuado, moral, etc., etc., etc. Pero mi promiscuidad genera el placer que mis ojitos requieren. Creo que a fin de cuentas, si le preguntan a cualquier promiscuo de cualquier otra categoría: “¿Alguna vez vas a dejar de ser promiscuo?” seguramente éste les contestará que no y además que lo suyo no es promiscuidad sino placer.

Y del placer, mejor luego hablamos Sazú. Ejem.

MI MAMÁ RIFA

De pequeña los consejos iban en función de las calificaciones, las caídas en la bicicleta, el arreglo del cuarto. Caminar derecha. Caminar bien derecha.

Ahora los consejos van en función de muchos otros asuntos, caídas en la vida, el arreglo del alma. Caminar derecho, curvo, hacia atrás. No importa. Pero caminar.

SOBRE EL NO DORMIR

Tengo al menos dos semanas sufriendo un poco de insomnio y despertándome a las cuatro a.m. Es una cosa extraña. Despierto completa, no es una cosa de abrir-cerrar ojos. Es mantenerse despierta pero perdida. Hoy, con Coetzee en las manos, encuentro esa misma sensación, me encuentro mientras leo:

Cuando despierta, está envuelto en una oscuridad tan intensa que nota como si le presionara las órbitas de los ojos. No tiene idea de dónde está, no sabe quién es. Es pura vigilia, pura conciencia: eso es todo. Es como si hubiese nacido hace un minuto, como si hubiera nacido en un mundo en el que la noche no da cuartel.

Sonrío. No hay un sentimiento amargo. Sonrío. Eso es todo: he nacido en un mundo en el que la noche no da cuartel. Punto.

HAY

1.Menos tos. Menos temperatura.
2.Dolor de oídos y de cabeza.
3.El abrazo y el cuidado cálido de mamá.

Es raro eso de tener 33 y que sea tu mamá quien te cuide pero además es raro sentirlo tan bien, tan bien.

EL CAMBIO

¿Qué se yo del cambio? ¿Qué se yo? Nada, sólo que lo hago continuamente o bien no lo hago, no lo he hecho nunca. El cambio. Se toma una decisión de cambio y la vista se fija en eso. El cambio. Sí hay un dejo de inseguridad, la invencible nostalgia, toda esa parafernalia que observamos en soledad. El abandono. No, no me acecha el cambio. Lo acecho.

LA CONFORMIDAD DEL CAUTIVO

Leí Un día de placer una pequeña novela del polaco Isaac Bashevis Singer. El libro se compone de una serie de relatos que nos muestran las diversas experiencias del autor, hijo de un rabino, durante sus primeros catorce años de vida en Varsovia. El interior de un hogar judío, el interior de un mundo cuyo eje es la religión es visto y relatado de una manera dulce, simpática, inocente. Aquí no se cuestiona la rigidez de las tradiciones judías, ni sus buenas dosis de tragedia e insensatez (que las hay), aquí se nos muestra un mundo de sabiduría, de bondad. De fe. La conformidad. Bashevis Singer abre su infancia de par en par con un dejo de nostalgia y humor. Se nos muestra el mundo judío antes de.
El rostro de la fe.

Pero pasados esos años y llegado antisemitismo al poder, la historia cambia. El autor húngaro Imre Kertész nos permite observar lo que habría de seguir. La vida de un judío de catorce años y sus experiencias en un campo de concentración son la columna vertebral de su novelaFateless. Aquí no hay un mundo de sabiduría y de bondad, y ni siquiera de nostalgia. Hay, en todo caso, la conformidad hacia el mundo real. La existencia como la más cara de las condiciones. Si el niño de Un día de placer no ve el mundo más allá de su condición, el niño de Fateless está consciente del mundo (el interno y el externo), consciente de su condición y de su destino ausente. Uno no puede sino sentirse derrotado por esa comprensión. La conformidad del cautivo.
El rostro sin fe.

Tanto Bashevis Singer como Kertész fueron premiados con el Nobel, el primero en 1978, el segundo en 2002. Asumo, sin duda alguna, que por razones completamente distintas. ¿Qué se quería oír en los setentas y que nos negamos a oír en el dosmil?

ALFILETERO

Eso soy. Un alfiletero humano. Puedo básicamente escribir un tratado sobre inyecciones. Estoy enferma muy. Y todavía me quedan dos inyecciones más del tratamiento.

DEMONIOS.

HOY SÓLO PUEDO DECIR

COFF COFF COFF COFF COFF COFF COFF COFF COFF COFF COOOOOOFFFF.

Calditos de pollo, tecitos, tarritos con vic vaporub y jarabitos de miel con limón serán bien recibidos en la casa siete.

LAS TRES PREGUNTAS

Como buena heredera de las ideas de Madame Mancilla, este semestre volví a utilizar la estrategia de las tres preguntas para que conocieran un poco más de mí. Entre las tres preguntas de mis seis grupos muestro a ustedes las siguientes:

¿Cuáles son sus propósitos de año nuevo?
¿Cuánto tiene trabajando en el Tec y por qué?
¿Qué hace de su vida cuando no está en el Tec?
¿Qué shampoo usa?
¿Cuántos años tiene?
¿Cuál es su libro favorito?
¿Quién es el más guapo de este salón?
¿Está suegra?
¿Qué hace su hermana en Turquía?
¿Por qué enseña literatura?
¿Qué planes tiene para el futuro?

Algunas fueron fáciles de responder. Otras, otras no.