hungry for the chance to speak

So the conversation continues. Drug lords write messages on corpses, and these messages say fuck you to the border control and its 370 criminal arrests. Poets get ideas and they get visas and they get on flights to Los Angeles. They tell Americans about Mexicans in a little barrio called Comales. They get home and the cartels are exploding grenades that tell them: Stay home and shut up. Everyone is trying to talk loudest. Everyone is simply hungry for the chance to speak.

Leslie Jamison, The Empathy Exams.

un año siete meses

mi madre murió hace un año siete meses. extraño hablar con ella por teléfono. extraño oírla reír. extraño oírla decir “ay, hijita,” frase que aplicaba a 1)mis sandeces, 2)mis bobadas, 3)mis accidentes o incidentes.

mi madre murió hace un año siete meses y todavía no me hago a la idea de no verla. pero, en realidad, no es que quiera hacerme a la idea. es mejor así, no hacerse a la idea, no acostumbrarse a su ausencia, quererla, quererla siempre, quererla aquí a un ladito, quererla al otro lado de la línea.

quererla y ya.

sadder than the saddest of books

“I answer that I try to write true stories but that at a given point the story becomes unbearable because of it’s very truth, and then I have to change it. I tell her that I try to tell my story but all of a sudden I can’t-I don’t have the courage, it hurts too much. And so I embellish everything and describe things not as they happened but the way I wished they happened.


She says, “Yes, there are lives sadder than the saddest of books.” I say, “Yes. No book, no matter how sad, can be as sad as a life.” 

 

Ágota Kristóf

Lost Angeles

He vuelto al terruño después de cinco días angelinos. He vuelto en crisis, o semi-crisis, o con una pizca de crisis. Pero las crisis son buenas a veces. Yo ahorita vengo perdida, ¿qué sigue en mi vida? empleo o estudio, empleo o nada, nada o nada. Fui a un congreso de escritores y uno de esos días, en la calle, un señor como de unos 70 años me pidió que le leyera una carta. Al lado de él estaba una señora como de unos 90 años, que le decía, “no, mijo, no.” El hombre me dijo que tenía muchos años viviendo acá pero aún no sabía mucho inglés. La carta estaba en inglés y en español, así que lo que también ocurría era que él no sabía leer. Vine a un congreso de escritores y aunque aprendí muchas cosas, lo mejor que hice fue leerle a alguien una carta de Medicaid. Caminar por Los Ángeles significó también caminar por muchos países, muchas otras crisis, la gente vive en la calle, tiendas de campaña o casas de cartón por todos lados. Carritos de supermercado atiborrados de mundo y amarrados a este o a aquel poste. La ciudad entera un baño. La ciudad entera un hogar que no acoge.

He vuelto al terruño después de cinco días de aprender que la vida no está en la gran ciudad ni en la pequeña ciudad, la vida está en pinches uno.

Un Alma Cercana