Me pregunto qué habría pasado si Dorothy Allison y Kaye Gibbons hubieran nacido en fechas cercanas y hubieran crecido en la misma ciudad. Me pregunto si hubieran sido amigas, si hubieran encontrado la una en la otra esa cosa única que se construye entre dos que ven el mundo de otra manera y que escriben del mundo de otra manera.
Ellen Foster de Kaye Gibbons y Bastard out Carolina de Dorothy Allison son dos punzantes, hermosas y tristes, tristísimas novelas que nos muestran que la infancia y los lazos familiares no son siempre color de rosa. Una niña con una madre de quince años con un novio abusivo. Una niña sin madre con un padre alcohólico. ¿De qué color es esa vida?