AY

Balacera en Tijuana el fin de semana.
Llamadas requiriendo oídos, apoyo, cariño desde San Luis.
Un hombro que se salió de lugar y una amiga adolorida, triste, sin manejar.
Radiaciones en un cachito de cáncer (que por lo menos tiene la bondad de ser benigno).

Y mientras todo esto ocurre en esta parte del mundo, en la otra, una mujer sale a la luz después de 24 años de vivir en un sótano.

PÉTALOS

Los pétalos están aquí.
Llegaron por correo.

Llegaron con cariño.

Yo sé que los pétalos son suaves, pero estoy segura de que estos pétalos, serán incómodos, retorcidos; y es que se trata de Pétalos, el libro de cuentos de una de mis narradoras mexicanas favoritas: Guadalupe Nettel.

Ya les platicaré.

SOMETIMES

I just don’t know what to do with myself.

(léase cantadito a ritmo de rayas blancas)

COMPASS NEEDLE

I plant my elbows on my table-desk, prop up my chin and think and think again: When the hell will I ever find the compass needle and get out of whack?

UNA, SOPRENDIDA

Una, sabía bien que había elegido a las presentadoras ideales para el libro. Una sabía que la una y la otra eran las lectoras que cualquiera desearía. Pero una nunca se hubiera imaginado todo todo todo lo que las palabras de la una y de la otra le harían sentir. Una nunca se hubiera imaginado que esa era la mesa de las coincidencias. Silvana y su voz y su meticulosidad y su gracia y su perspicacia. Leticia y su voz y su voz y su voz y su manera de hilvanar ideas, emociones, su manera de embrujar al público con su inteligencia. Y una, aguantándose las ganas de jotear y llorar en este o aquel momento.

Ayer, una experimentó muchas emociones. Ver a las amigas y a la familia. Al hijo. Ver a los profesores y profesoras, a los alumnos de este semestre, del pasado, de muchos semestres pasados, ver a alumnos que aún no han pasado por un semestre en mi clase. Ver a secretarias, a gente de distintos departamentos, hasta a la encargada de nóminas ahí y comprando el libro. La fila para los abrazos y la fila para la firma de libros.

Para una, fue un evento pequeño y grande a la vez.

¡H O Y!

HOY: 23 de abril
3 de la tarde
Biblioteca del Tec de Monterrey
Presentan:
Silvana Ayala y Leticia Espriella


p.s. y si por alguna razón (tendrá que ser muy buena razón) no puede asistir, ya le avisaré próximamente de la otra presentación que sí será en Hermosillo y en horario menos caluroso.

DOMINGO

Ojos y cuerpo despierto a las once am.
Jugo de naranja y soya.
Cereal.
Final de un libro.
Lavado de trastes.
Calificar exámenes.

Sillón azul.
Lectura, lectura, lectura.
Maratón de Dr. House en canal 5.
Espaguetti con champiñones y aceitunas.
Llegada del hijo.
Películas con el hijo.

Visita a la vecina.
Charla con la vecina.
Abrazo con la vecina.
El hijo de la vecina diciendo: aceituna, aceituna, aceituna
y sus manitas implicando un signo de interrogación.

Caminar a casa preguntándome lo mismo que el hijo de la vecina.

MURAMAKI INTERVENIDO

Sentada en el sofá barro la estancia con la mirada cuando, de improviso, me doy cuenta de que es el lugar en el mundo que he estado buscando durante largo tiempo. Un hueco en el mundo, un lugar escondido exactamente como éste. Pero hasta ahora se trataba sólo de un lugar secreto en mis fantasías. Ni siquiera creía que un lugar así existiera en realidad. Aspiro una bocanada de aire con los ojos cerrados y el aire permanece dentro de mí como una dulce nube. Es una sensación maravillosa. Acaricio despacio con la palma de la mano la cubierta color azul del sofá. Me levanto, me acerco a la ventana, levanto la persiana poso suavemente los diez dedos sobre la ventana amarillenta. Cierro la persiana, doy vueltas por encima de la alfombra, estampada con un motivo de figuras geométricas. Enciendo la lámpara de pie, la apago. Contemplo uno tras otro, los cuadros de las paredes, luego vuelvo a sentarme en el sofá y continúo leyendo el libro. Me concentro en la lectura. No hace falta nada.

Haruki Murakami, Kafka en la orilla (con la intervención en cursiva de esta autora).

BIEN

Ella, está bien.
Canta en las mañanas.
Baila mientras barre.
Nada la hace más feliz que cocinar.
Quiere hacer raíces ahí,
en esa casa, en esa ciudad, en ese país.
Ama, con toda el alma.
Ya no teme, ya no hay nada qué temer.
Hay mujeres a su alrededor, más jóvenes,
muy cercanas.

Vive con reservas.

Le duele la espalda.

Y aunque a veces siente que todo lo hace mal,
que nada es suficiente.
Y aunque a veces hace distancias.

Ella, está bien.
Y eso está bien.

¿PIROPO?

Hoy a las 12:35 del mediodía un alumno me dijo:

“Maestra, yo creo que el collarín le queda bien, se ve más cool“.

Y yo, de las 12:35 en adelante me sentí así, más cool.

(sé que el comentario viene del mismo alumno que en su exposición sobre cultura popular dijo “introdució” en vez de “introdujo” pero hay veces que piropo mata gramática).