Me acuerdo de los repollos acresponados, blancos -rosas…

Me acuerdo de los repollos acresponados, blancos -rosas
nieves de la tierra, de los huertos-, de marmolina, de la
porcelana más leve, los repollos con los niños dentro.
Y las altas acelgas azules.
Y el tomate, riñón de rubíes.
Y las cebollas envueltas en papel de seda, papel de fumar,
como bombas de azúcar, de sal, de alcohol.
Los espárragos gnomos, torrecillas del país de los gnomos.
Me acuerdo de las papas, a las que siempre plantábamos en
el medio un tulipán.
Y las víboras de largas alas anaranjadas.
Y el humo del tabaco de las luciérnagas, que fuman sin reposo.
Me acuerdo de la eternidad.

Marosa di Giorgio.

ay hermo/ no hay hermo

me invitaron a dar una charla en hermosillo. te pagamos el boleto, dijeron. ándalediquesí.

y de veras que yo quería decir sí, empacar maleta y lanzarme a comer capirot… digo, a dar la charla. pero es nuestra última semana de clases antes de las vacaciones. el famoso spring break. traducción: es cuando más hay que leer y calificar y calificar y calif… así que no hubo más que bajar la cabeza, pedir disculpas y hacerse a la idea de que por lo pronto no habrá capir… digo, hermosillo.

 

en la punta de

En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra «tertulia», y no sé dónde ni cuándo. Al lado de la tertulia está la familia. Al lado de la familia estoy yo. Al lado de mí estoy yo. Es hacia mí a donde voy. Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Des­pués de muerta es hacia la realidad a donde voy. Mien­tras tanto, lo que hay es un sueño. Sueño fatídico. Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un canto para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé de qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien dirá con amor mi nombre.

Clarice Lispector, claro.

NATIONAL ADJUNCT WALK-OUT DAY

#‎NAWD‬

He trabajado dando clases desde los 18 años. Di clases de inglés a niños mientras estudiaba una Licenciatura en Letras. Di clases de literatura, de redacción y de historia del arte a preparatorianos y luego a universitarios mientras estudiaba una Maestría en Humanidades. Di clases de escritura creativa, de narrativa y de traducción literaria mientras atendía un MFA en Escritura Creativa.

En ocasiones tuve suerte de tener condiciones laborales favorables. En otras ocasiones, no. En ocasiones tuve opción de elegir los cursos que iba a dar. En ocasiones supe con mucha anticipación qué cursos iba a dar. En ocasiones no sé si voy a dar clases y colaborar en el ingreso familiar.

Todo el tiempo amé, amo y amaré mi tiempo en el aula.

Sin embargo.

Las condiciones en este país para quienes como yo hemos sido o somos Profesores Asistentes y/o Profesores Adjuntos son lamentables. Trabajo para dos instituciones, una es más organizada que la otra debo decir, pero lo que reina es la incertidumbre. Esto nuncanunca ha afectado mi trabajo dentro del aula, los alumnos no tienen la culpa, mis alumnos leen, escriben, aprenden. Esta situación afecta a nivel personal. Tengo amigos en la misma situación. Ay, ese comerse las uñas porque no sabes si darás clases o no; ese organizar-curso apurado porque el mismo día que el semestre inicia te llaman para decirte que siempre sí, que hay un grupo disponible.

Mañana aquí es National Adjunct Walkout Day, pero por más que quiero, por más que creo en esta causa no puedo, no puedo salir de mi clase. No puedo, no quiero abandonar a mi grupo.

Lo que sí puedo, es leer con ellos artículos al respecto, discutir el tema, pedirles que escriban una reflexión, hacerlos ver que la situación de los profesores adjuntos TAMBIÉN les afecta y también les pertenece a ellos.

He dicho.

sólo un desastre lento

tengo a la Castellanos en mente. no sé por qué. bueno, sí sé por qué. a mi mamá le gustaba mucho. puedo decir que incluso hasta cariño le inspiraba. mi mamá hablaba de su ex-marido (el de la castellanos, porque mi madre nunca tuvo ex-maridos) como si fuera el enemigo público número uno. como que de pronto la Castellanos se volvía esa amiga con la que te sientas a hablar mal del ex y a decir que se portó como un verdadero hijo de la chingada.

y yo no sé, creo que mi mamá tampoco, si el ex-marido de la Castellanos era un verdadero hijo de la chingada, pero supongo que le gustaba creer que sí.

mi mamá narraba con mucha tristeza cómo murió la Castellanos, “imagínate, con una lámpara,” me decía. y yo crecí con la imagen de una poeta mexicana que se peinaba para atrás, que tenía los ojos grandes y que murió al encender una lámpara. que si fue suicidio, que si fue accidente, que si nunca se supo bien,”y su hijo, pobrecito, ¿te imaginas?” decía mi mamá.

años después, muchomuchos años después cuando yo ya había iniciado, terminado y defendido una tesis sobre Balún Canán. cuando ambas, mi madre y yo, tomamos caminos distintos, cuando yo también ya era mamá, me dijo: “¿sabes  a quién vi en la tele? ni te imaginas, a Ricardo Guerra Castellanos, el hijo de Rosario.” mi mamá se puso hablarme de él como si hablara de cualquiera de sus hijos, lo describió como describió tantas veces a mi hermano Gerardo o a mi hermano Alejandro. “estaría tan orgullosa de él su mamá,” dijo mi mamá sonriendo como si estuviera hablando del hijo de su amiga de toda la vida.

me las imagino juntas, tomando café, hablando de sus hijos, Rosario leyendo poesía, mi madre oyéndola mientras tejequeteje.

tengo a la castellanos en mente. tengo a mi madre en mente. tengo esa línea de su Falsa Elegía que dice:

Compartimos sólo un desastre lento
Me veo morir en ti, en otro, en todo

pienso en la castellanos.

pienso en ti, madre.

pienso en este desastre lento en el que me he vuelto desde tu muerte.

Escribir es una piedra lanzada a lo hondo del pozo

Tengo miedo de escribir. Es tan peligroso. Quien lo ha intentado lo sabe. Peligro de hurgar en lo que está oculto, pues el mundo no está en la superficie, está oculto en sus raíces sumergidas en las profundidades del mar. Para escribir tengo que instalarme en el vacío. En este vacío donde existo intuitivamente. Pero es un vacío terriblemente peligroso: de él extraigo sangre. Soy un escritor que tiene miedo de la celada de las palabras: las palabras que digo esconden otras: ¿cuáles? Tal vez las diga. Escribir es una piedra lanzada a lo hondo del pozo.

 

Clarice Lispector, Un Soplo de Vida

EVADIR EL PASADO EN TIEMPO PASADO

Tengo una editora maravillosa. Se llama Nancy y vive en Seattle. Hemos estado trabajando juntas desde Agosto. Llevamos ya cuatro libros, sí cuatro, en este proyecto de novelas a mil por hora. Por primera vez he sentido que el proceso de escritura no es uno de soledad. Con Nancy juego al box de sombras, con Nancy reboto ideas, con Nancy pongo en palabras lo que mi cabeza sólo ve en imágenes.

Hemos descubierto, Nancy y yo… no, miento, Nancy ha descubierto que en los momentos más intensos, trágicos, desalentadores en la vida de mis personajes, me voy derechito a contarlos en pasado; los convierto en lo que ya ocurrió. En tiempo pasado. Podrían estar en presente, deberían estar en presente, piden estar en presente; y sin embargo yo he optado por contarlos en pasado, como lo ocurrido, como lo que ya.

 

Entonces, heme yo un domingo cualquiera de un febrero cualquiera en una texanía cualquiera que me doy cuenta de que en mi vida le temo al pasado -llamemos pasado al abrumamiento, la ansiedad, la depresión, la enfermedad, la muerte. También temo a ciertos episodios del pasaje de mis personajes. Narrarlos en presente, revivirlos en presente, se vuelve un acto violento, real, verdadero, un acto a flor de piel de tal salvajismo que entonces me resguardo. Yo me evado en tiempo pasado, evado a mis personajes en tiempo pasado.

Hoy, por otras razones, me vine un poco abajo. Y entonces pensé en ese domingo cualquiera de un febrero cualquiera de una texanía cualquiera y entendí, entendí finalmente por qué, sin lugar a dudas, hay cosas que sólo se deben narrar y vivir y ser y establecer en tiempo presente, en presente.

 

fin de la reflexión de un martes a las 2:50 pm de la tarde.

en la búsqueda de otra piel…

estaba yo en la búsqueda de otra piel para Lionel, mi personaje. una cosa llevó a otra y después de leer feathers de Jacqueline Woodson, caí en las páginas de su locomotion. unos días después ya estaba yo leyendo love that dog de Sharon Creech y bueno me doy cuenta de que siempresiempre en la búsqueda de otra piel uno siempre termina encontrando su propia piel.

 

sirva esto para decir que la poesía hace novelas geniales, al menos así lo demuestran Woodson y Creech.

otra piel

ahora es cuando tengo que hacer uso de lo que he leído de Jamaica Kincaid, Heidi Durrow, Jacqueline Woodson, James Baldwin, Ralph Ellison, Maya Angelou y Toni Morrison. ahora es cuando debo comenzar a trazar la vida de Leroy, un chico con diferentes matices de raza, de color, de vida que está a punto de mudarse a otra ciudad, a otra vida y a experimentar otra piel.

me mudo, yo también, a otra piel esta y cada vez que me adentro en la vida de estos adolescentes que han volteado mi vida de cabeza.

 

Un Alma Cercana