hoy hace tres años

esa mañana vi un mensaje de mi padre, me explicaba que a él le había tocado esa noche dormir en el hospital, cuidar de mi mamá. me hice un té, supongo que deambulé por la casa, limpié algo, tal vez me bañé. no sé. lo que sé es que justo cuando sonaron las campanas del mediodía de la iglesia de San Patricio, mi padre me envió otro mensaje que decía: tu mami ya descansa.

o tal vez las campanadas fueron después.

tal vez las campanadas sonaron sólo dentro de mí mientras leía y releía el mensaje: tu mami ya descansa.

unos minutos después carlos llegó a casa con ernesto, ¿dónde habían estado toda la mañana? se acercó a mi escritorio, no sé qué habrá visto, qué habrá sentido porque lo primero que hizo al verme fue preguntarme ¿qué pasó?

le dije.

y al decirlo, me lo dije a mí misma.

ha muerto mi madre.

ha muerto mi madre.

ha muerto mi madre.

 

lo escribo ahora mismo tres veces para que entre bien en mí porque, a veces siento que a pesar de que han pasado tres años la noticia no me llega, la noticia no entra, la noticia no.

ha muerto mi madre y siento que no ha ocurrido, siento que simplemente está allá y yo acá, suena mi teléfono una que otra tarde y siempre tengo la sensación de que es ella y va a decir: hijita.

pero no.

en el teléfono nunca es ella.

nunca.

 

esa tarde, después de aullar por toda el departamento, después de hablar con mi hermana y con mi suegra, después de hacer los arreglos para faltar al trabajo, hicimos maletas, tomamos carretera, hicimos el viaje más triste que he hecho en toda mi vida.

el viaje para despedir a mi madre.

porque mi madre ha muerto.

mi madre

mi

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