el hijo

El hijo ya llegó de Toronto. Llegó contento, llegó hablando hasta por los codos, llegó con dulces regalos. El hijo, además, llegó con un nuevo y flamante orgullo, se le llena la boca cuando habla de lo mucho que caminó solo, de lo mucho que exploró, de las tantas veces que fue y vino en metro completamente solo. El hijo se reconoce como otro, el hijo se siente otro, el hijo hace mucho dejó de ser un niño y se convierte a pocos, no en un hombre hecho y derecho como él dice, sino en un ser humano que me deslumbra a cada vuelta de palabra.

 

Un Alma Cercana