Dorothea

De un modo u otro la fotografía siempre ha estado en mi vida. Mi hermano y mi hermana tuvieron en su momento cámaras de 35 mm y tomaron un mundanal de fotos. Mi hermano aún toma y ha expuesto aquí, allá, acullá. El padre de mi hijo es fotógrafo y con él aprendí muchísimas cosas, mi ojo comenzó a captar cosas pero sin cámara, mis imágenes se volvían párrafos, relatos, cuentos.

Años después Natalia llegó a mi vida y con ella llegaron más fotos, más imágenes, más colores. Para entonces yo ya sabía quién era Ansel Adams, Richard Avedon, Tina Modotti, Dorothea Langue, Imogen Cunningham, Edward Weston, Lola y Manuel Álvarez Bravo. Luego llegaron Abril, Omar, Louie, y todos con sus lentes me enseñaron más del detalle, de la forma, de la composición. Carlos también toma fotos, tiene una maravillosa cámara y, además, me regaló una Olympus que amo con la vida entera. Junto con él he aprendido más, he tomado las fotos que antes sólo escribía.

Todo esto para decir que estos días me he leído un libro maravilloso sobre Dorothea Lange, sí la que tomó esa maravillosa terrible foto de la madre inmigrante. Las imágenes y las palabras de Lange me lanzan a un espacio que apenas puedo describir, me han brindado una emoción que hace mucho no sentía, esa la gana de salir, explorar, hacer.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Un Alma Cercana