UNA VISITA AL GOLFO de la incertidumbre

fr158heme en el trayecto hacia el golfo. básicamente será la primera vez que nos veamos, el golfo y yo (aquí es cuando yo debo aclararles que hablo del golfo de méxico y no de cualquier otro golfo, que esos se los cruza Una en todos lados). ¿que si qué hago en el golfo? pues digamos que vine a coquetearle, digamos que el golfo me dijo: “ven, verás,” digamos que el golfo y yo estaremos frente a frente yo me presentaré, él se presentará, conversaremos y luego veremos qué.

¿qué puedo adelantarles? pues que siento incertidumbre. sí, la incertidumbre se acomoda en mi estómago y en mi frente. la incertidumbre y yo somos viejas conocidas. pero esta mañana, sentada en una sala de espera, con un librito de Pema Chödrön  en la mano, tomé una decisión. después de años de evitarla, a ella a la incertidumbre, he decidido que es momento de habitarla, de serle. digamos que me le siento al lado y la dejo que haga lo que tenga que hacer, a fin de cuentas yo soy sólo un minúsculo humano sin poderes mágicos para leer el futuro.

digamos pues que la mía es una visita al golfo de la incertidumbre.

(escribo esto, por cierto, en el aeropuerto de Houson donde, lo admito, alimento la incertidumbre con unos deliciosos camarones asados).

No llegué a Ciudad Victoria para la Victoria, así que saquen las Victorias

Tengo un largo historial de aviones perdidos, cambios de ruta, retrasos y locuras varias. La verdad es que siempre que me subo a un avión termino en Tijuana o en Dallas. El vuelo a Cd. Victoria se complicaba un poquito en horarios y horas de espera, era toda una travesía para sólo 24 horas de estancia. Soy miedosa, paranoica y ansiosa, y mi panza de pronto me dijo: no, se nos está complicando innecesariamente.

Me puse triste, no miento, entonces el Barbudo me recordó que como ya tenía yo quien sustituyera mis clases simple y sencillamente agarrara mis chivas (libros, tenis, compu, libreta, ropa) y me lanzara con él a la montaña. Y henos aquí en una montaña que a ratos tiene wi-fi (believe it or not) celebrando de manera natural una victoria aunque sin ciudad victoria y sin victorias.

Este es mi primer premio nacional, esta es mi primera novela concebida como tal desde el inicio, este es un momento de victoria, sí.

el verano del crimen

me dije: voy a leer sólo para entretenerme.

me dije: voy a leer algo que no me haga pensar demasiado.

me dije: voy a leer series de novelas de policíacas y de crimen.

me dije: haré de este el verano del crimen.

me dije: voy a leer a Gillian Flynn, Sara Blaedel y a Kate Atkinson.

me dije: las voy a leer como si se tratara de una serie de netflix.

 

puedo ser tan tan tan ingenua. Flynn, Blaedel y Atkinson es un combo que deberían vender con litros de cafeína, alzaprolam y prozac. lo juro.

she

She wanted to soldier a gulf of anyone. She wanted to soldier out of here her long delineation longer than would be counting. Cut through this leak of revolution the future will come out.

 

Anne Waldman

el hijo y yo

Pues resulta que el hijo se quedó en casa y no se lanzó a la aventura en Colorado. No me había dado cuenta de que teníamos muchomuchomucho tiempo sin estar así, él y yo. A veces salimos solos, o nos hemos quedado solos en casa pero como que cada uno está siempre en su cosa (o en su compu o en su tele o en su libro o en su whatever).

El caso es que desde el viernes hicimos campamento en mi cuarto para hacer tres cosas: comer, ver netflix, platicar-reír. Es extraño tenerlo en mi cama y que no sea un pequeñito panzón sino un chico alto y flaco con pies lenguadevaca.

El hijo y yo, lo sabemos ya, tenemos una relación poco común, o a lo mejor es muymuy común y no lo sabemos. A veces peleamos, nos gritamos, nos damos portazos y al rato como si nada hubiera pasado. En eso creo que sí somos muymuy comunes.

Debo ser franca, extraño a la otra mitad de la tropa, pero aprecio estos días de hijo y yo, días que un día escribiré como memorias de la madre pre-menopáusica de un hijo pos-adolescente, o algo así.

bitácora de viaje

Cuando me tocó mi parte de sacar cosas de casa de mi mamá, cuando me tocó elegir qué me llevo. Me abracé a un montón de agendas y cuadernos que tenía por ahí. Mi mamá hacía de sus agendas un tesoro donde anotaba teléfonos, direcciones, títulos de libros, de películas, cachitos de recetas. Venía otro año y venía otra libreta. Como estudiante cumplida mi mamá pasaba en limpio todo y luego a la libreta iba agregando más contactos, más listas, más cosas qué pagar.

Hoy las revisaba y en una de ellas me topé con su bitácora de cuando viajó a Turquía a ver a mi hermana y a conocer a sus dos hijos que entonces tendrían entre dos y cuatro años.

Mi mamá, que entonces no hablaba ni gota en inglés, viajó de Nueva York a Londres a Alemania a Turquía. Anotó lo que pasó cada uno de sus días en ese otro mundo que sólo conozco en fotos. ¿Lo he leído ya? No. Puse la bitácora en mis manos, le eché apenas un ojo, acaricié la letra de mi mamá como si fuera su mano, su mejilla. Me dije, “Andale verás.” Una frase muy de ella, la dije porque mi voz se parece a la de ella, la dije para sentir que ella me la decía, la dije porque decir sus palabras es lo más cercano a oírla.

Esta es, por tanto, otra bitácora de viaje, la del mío por las letras de mi madre. Ya me animaré, un día. No hoy. Un día.

desde mi palacio

He descubierto que la cuarta cosa que más me gusta en la vida (aparte de dar clases, escribir, y comer las delicias que prepara Barbudo) es acampar. Me he vuelto una experta, por ejemplo: ya no me quejo de nada. Si no hay baños como tales ni regaderas pues ni hablar. Si hay mosquitos, hay repelente. Si hace frío te tapas y te haces bolita.

Kingdom 6 REIEste fin de semana fuimos a Lincoln National Park, en Cloudcroft, Nuevo México. Fuimos porque teníamos tres días de libertad, fuimos porque queríamos estrenar el palacio que me compré hace unos días. Sí, dije bien, palacio. La Kingdom 6 de REI es mi hogar en el bosque donde todo huele a pino, el aire corre fresco, se lee rico sobre un tronco y se duerme formidable (porque claro, la princesa se compró un colchón inflable.)

todo eso es yo y yo

Feliz y pegando brinquitos. Cuéntoles que ayer me llamaron de Tamaulipas para decirme que gané el Cuarto Premio Nacional de Novela Tamaulipas con mi Todo Eso Es Yo. Estoy feliz como una lombriz porque es una novela a la que le metí canela es dulce pero pica, duele. Detrás, de fondo, casi como si no, está ese México que se cae a pedazos por su violencia y que como punta de iceberg golpea el barco de la protagonista. El jurado estuvo compuesto por Carla Faesler, Ana García Bergua y David Miklos, todos ellos escritores-narradores-poetas que admiro. Sé, estoy segura, puedo casi jurarlo que mi Madre sonríe en algún lugar del universo.

the art of appropriation

Coming out

By Mikala Kekoa (created by yours truly, of course)Mikala, Maria

The art of coming out is hard to master;

so many things seem filled with the intent

to be out that their out is a disaster.

 

Come out, just a little bit every day. Accept the fluster

of judgamental looks, the years badly spent.

The art of coming out is so hard to master.

 

Then practice coming out farther, coming out faster:

truths, and loves, and who it is you mean

to be. None of these will bring disaster.

 

I came out to my mother. And look! my last, or

next-to-last, of three loved words came to me.

The art of coming out is not too hard to master.

 

I came out first to myself. And, vaster, to

some people I love, two friends, a teacher, a girl.

I came out to them, and it wasn’t a disaster.

 

—Even coming out to you (with your joking voice, your funny

gestures I kinda love) I shan’t have lied. It’s evident

the art of coming out is not too hard to master

though it may look like (Write it!) like disaster.

 

 

Based on “One Art,” by Elizabeth Bishop

Un Alma Cercana