El fin de semana pasado leí, finalmente, Citizen: An American Lyric de Claudia Rankine. Cierro los ojos y aún veo las imágenes de sus páginas. Abro los ojos y entrego mi admiración para la poesía que, como ciudadana, transita los terrenos de una realidad que nos devora. Prefiero entonces ser ciudadana de la poesía, que del país en el que nací o del país en el que vivo. Punto.