EVADIR EL PASADO EN TIEMPO PASADO

Tengo una editora maravillosa. Se llama Nancy y vive en Seattle. Hemos estado trabajando juntas desde Agosto. Llevamos ya cuatro libros, sí cuatro, en este proyecto de novelas a mil por hora. Por primera vez he sentido que el proceso de escritura no es uno de soledad. Con Nancy juego al box de sombras, con Nancy reboto ideas, con Nancy pongo en palabras lo que mi cabeza sólo ve en imágenes.

Hemos descubierto, Nancy y yo… no, miento, Nancy ha descubierto que en los momentos más intensos, trágicos, desalentadores en la vida de mis personajes, me voy derechito a contarlos en pasado; los convierto en lo que ya ocurrió. En tiempo pasado. Podrían estar en presente, deberían estar en presente, piden estar en presente; y sin embargo yo he optado por contarlos en pasado, como lo ocurrido, como lo que ya.

 

Entonces, heme yo un domingo cualquiera de un febrero cualquiera en una texanía cualquiera que me doy cuenta de que en mi vida le temo al pasado -llamemos pasado al abrumamiento, la ansiedad, la depresión, la enfermedad, la muerte. También temo a ciertos episodios del pasaje de mis personajes. Narrarlos en presente, revivirlos en presente, se vuelve un acto violento, real, verdadero, un acto a flor de piel de tal salvajismo que entonces me resguardo. Yo me evado en tiempo pasado, evado a mis personajes en tiempo pasado.

Hoy, por otras razones, me vine un poco abajo. Y entonces pensé en ese domingo cualquiera de un febrero cualquiera de una texanía cualquiera y entendí, entendí finalmente por qué, sin lugar a dudas, hay cosas que sólo se deben narrar y vivir y ser y establecer en tiempo presente, en presente.

 

fin de la reflexión de un martes a las 2:50 pm de la tarde.

Una respuesta a “EVADIR EL PASADO EN TIEMPO PASADO”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Un Alma Cercana