WILD

Hoy es el primer día que me siento en mi escritorio a trabajar. Conste que no es el primer día que escribo, en estas semanas he escrito en la cama, en el piso, en cabañas, en el auto, en cafés de Nuevo México y de Texas. Creo que hasta he escrito en el baño. Pero bueno, digamos que he estado algo wild. Tras descubrir el placer de estar afuera, de estar en la montaña, cerca de donde hay árboles y ríos y vida, como que volver al escritorio cuesta.

He leído como loca, ahora estoy picada con un libro de no ficción que se llama Wild de Cheryl Strayed, una mujer que a los veintipocos perdió a su madre, se divorció de su marido y perdió su alma entre tanta tristeza. Cheryl entonces hizo lo que sintió apropiado, lanzarse a recorrer el PCT, el Pacific Crest Trail desde California hasta Oregon a pie. La leo y me muerdo las uñas por lo que le pasa, la leo y me muero de envidia. Yo también perdí a mi madre y yo vivo un matrimonio que va siempre de subida y, sin embargo, me gustaría hacerlo, me gustaría calzarme mis botas, ponerme mi mochila y lanzarme a caminar si no las muchas semanas que caminó Cheryl sí al menos una. Caminar sola, acampar sola, explorar sola, experimentar sola y no pensar si quiera en volver a este escritorio que aunque amo y adoro, me encadena.

Wild, quiero andar Wild.

Una respuesta a “WILD”

  1. Hola, qué suave¡! se me antoja eso, mucho. De chica me gustaba mucho correr, correr rápido, de vez en cuando miraba al frente y otras ocasiones me gustaba ver mis pies, ver como mis tenis se apoyaban en la tierra y levantaban el polvo, sentir mi cuerpo ligero; sentir el aire en mi cara, en mi cabello, correr como para escapar, correr para escapar, huir; de alguna forma huía, ahí, en mi mente, el aire penetraba en la piel, llegaba a mi interior y me movía afuera.

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Un Alma Cercana