domingo

Este domingo, madre, nos levantamos tarde. Todos menos Ernesto que, como bien sabes, es una hormiguita madrugadora. Por ahí de las once comenzaron a estirarse manos y brazos, se oían pasitos al baño y bostezos. Barbudo hizo huevos revueltos con cantidades exuberantes de tocino, ya lo conoces. Desayunamos los cuatro juntos, el pequeño hablaba de super-héroes, el grande de botas militares.

Luego, nos bañamos, nos peinamos y arreglamos y nos fuimos de vagos. Nos metimos al cine, luego fuimos de compras. Cerramos con broche de oro en un lugar de pizzas-alitas-videojuegos. Ernesto pateó el trasero de Juan en el hockey. Yo muy sentadita leía una novela que me tiene picadísima. Carlos iba y venía.

Ayer, madre, fue dos de noviembre, le tenía miedo al día de muertos. Te pensé todo el día, te extraño cada día pero sé que donde estás sonríes, sonríes por mi domingo, por la familia que he hecho en esta texanía.

Un Alma Cercana