reversa

vamos de reversa. contando días para volver al terruño. para subir al primer piso. cama 117. vamos de reversa deseando que se pudiera dar reversa, al tiempo a los días a la salud a todo. vamos de reversa, vamos a verla a ella.

when I’m 64

Recuerdo perfectamente la charla. Estábamos en la casa de Los Arcos, yo estaba en tercero o cuarto de primaria y le pregunté si le gustaban los Beatles. Me dijo que sí, que sí aunque no necesariamente eran su generación como tal. Me dijo que le llamaba la atención el cabello de todos y que su música la ponía de buen humor. Me dijo que le gustaba especialmente una canción llamada “When I’m 64” porque desde la primera vez que la oyó (andaría rondando los veintimuchos o los treintipocos) le dio por pensar cómo sería su vida a los sesentaycuatro.

Y yo sé, yo sé cómo fue su vida a los sesentaycuatro: sé que iba a sus clases de teatro o actuaba, sé que iba a sus clases de inglés, sé que seguía dando clases y que iba a caminar de vez en cuando, sé que me ayudaba a montones con el de Quince (que entonces era el de dos o el de tres). Lo sé todo, sé todo de sus sesentaycuatro.

Y ahora tiene setentaysiete y está enferma. Ahora tiene setentaysiete y su cuerpo comienza a traicionarla. Ahora tiene setentaysiete y es un cuerpito pequeño que pierde un poco de color y pierde un poco el ánimo pero se mantiene, está.

Cuando yo tenga sesentaycuatro pensaré en esto, pensaré en el año en que mi madre enfermó.

dos capítulos

voy a escribir seis novelas.

mejor dicho: me van a pagar por escribir seis novelas.

mejor dicho: estoy muy feliz porque una editorial me va a pagar para que yo escriba una serie de novelas sobre el llamado “coming out” de chicos y chicas adolescentes.

mejor dicho: he decidido aceptar un reto, y un contrato que me pone nerviosa pero bueno, sin embargo el reto implica construir un mundo narrativo en el cual chicos y chicas podrán descubrir lo que hay más allá de su alma. no, no les voy a enseñar el hijo negro, no, no los voy a educar, voy a compartir las vidas de otros.

¿ya dije que ya escribí dos capítulos de una de estas novelas?

 

HMO

Fue medianamente fácil irme de aquí (o tal vez no y deba revisar viejos archivos de este blog para enterarme). Pero en esta ocasión, en este verano será verdaderamente difícil marcharme. No quiero ni pensar en meter las cosas en el auto, ponernos los cinturones y manejar a la Texanía. No quiero.

Quiero quedarme, quiero estar. Quiero.

Pero mi familia depende de mi sueldo, mi hijo necesita que yo le grite que se meta a bañar, mi Barbudo requiere que le dé lata por sus medicamentos, mi hijistro también necesita de lo que soy para él.

No me puedo quedar.

Pero puedo, eso sí, volver, volver cuantas veces pueda y quiera. Volver y acomodarme a su lado y hacerle reír, volver y contarle de las cosas que me invento. Volver.

limpio y limpio y limpio

Limpio y limpio y limpio porque no sé qué hacer. Limpio y limpio y limpio porque esta casa debe estar libre de bichos. Limpio y limpio y limpio porque no sé qué más hacer. Limpio y limpio y limpio porque quiero tener la mente entretenida. Limpio y le traigo agua, le hago plática, le insisto que coma, le hago reír. Limpio y preparo un juguito de esto, una sopita de aquello. Limpio como si en ello se fuera a sentir mejor.

el hijo ya es grande

Una de las relaciones más saludables de mi vida es la que tengo con el de Quince. Seguramente él dice lo contrario y está bien, es parte de lo saludable que uno le lleve la contra al otro de vez en cuando. Como en esas ocasiones que suplico que se corte las uñas y el presenta una serie de argumentos difíciles de contradecir. Y como las uñas hay otras cosas pero tampoco se trata de balconearlo. Lo mejor es poder sostener conversaciones serias y graciosas con él, lo mejor es cuando lo escucho interactuando con otra gente, sin pena ni temor, lo mejor es cuando debo hacerme para atrás y soltarlo, dejarlo volar solo -metafórica y literalmente.

El Hijo ya es grande y está en su camino de ser más grande. (Sus uñas también).

Nenitas en el DF

Nos presentamos este martes 5 de agosto en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia a las 7 pm. Para abrir apetitos he aquí lo que mi admiradísima Sara Uribe ha escrito de mis pequeñas bestias.

“Los cuentos de Sylvia Aguilar Zéleny son la clase de costura que zurce los bordes ficcionales de personajes que han sido rotos por sí mismos o por los otros, pero que al mismo tiempo tienen la capacidad de diseccionar las propias fracturas para poder llevar a cabo una reconstrucción de los hechos. Las Nenitas de Aguilar Zéleny reúnen sus jirones y los remiendan, en tanto les sea posible dadas sus circunstancias, a través de procesos como el autoescrutinio, la memoria/registro y la catarsis, aunque no siempre sean los más políticamente correctos.”

Lea el artículo entero aquí.

Un Alma Cercana