la entrevista, los papeles y el Che

Finalmente llegó el día de la entrevista, después de un año de nervios y de una semana de hacernos preguntas unos a los otros. El Hijo confesó que lo que más le ponía nervioso era pensar en el cuestionario ese sobre si era terrorista, comunista o paramilitar. Dice que sólo pensaba en el poster del Che gigante que tiene en su cuarto. Barbudo no estaba nervioso, tal vez una rayita nada más cuando le pidieron el pasaporte para checar sus entradas a México y el documento bien gracias estaba en la casa. Yo estaba nerviosa por todo y por todos. Como si me estuviera apostando la vida en ello. Esperen, sí me estaba apostando la vida en ello. Porque de haber salido negativo todo pues de retache a México, no pasa nada allá hay familia, amigos, trabajo pero aquí, aquí en este país aunque no hay familia, hay pocos amigos -pero muy buenos dicho sea de paso- y trabajo, aquí, aquí está el Hijistro y al Hijistro no nos lo podríamos llevar a ningún lado.

Sí, nos estábamos jugando el todo por el todo y gracias al Che todo salió bien.

Una respuesta a “la entrevista, los papeles y el Che”

  1. pos ni dejas decir nada. como que todo ya se hizo. mejor te regalo un poemático:

    A veces pienso
    que el camino trascendental a la verdad
    está en la filita que tus dientes hacen cuando ríes
    y que la teleología
    no es otra cosa que tus ojos mirando seriamente
    o que la metafísica de las cosas tangibles
    son tus lunares que nunca terminaré de contar
    eso pienso yo
    que es el infinito del tiempo en el eterno retorno
    tus manos que me alcanzan levemente a caricias
    y que el eter de la existencia
    es ni más ni menos que tu aliento envinado en la noche
    y que el humo que sale de tu boca y me envuelve
    es la nebulosa del paso de la existencia hacia el más allá
    así lo pienso seguido
    que la estructura de las revoluciones científicas
    es tu hermoso cuerpo patinando colina abajo
    haciendo movimientos keplerianos de órbitas elípticas
    o que todos tus sueños estrambóticos como ninguno
    echan abajo las freudianas pretensiones de sincretismo
    eso pienso yo cuando te veo, querida.

    td

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